Quien ama la vida, ama el Cine.

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El cine es como la vida,pero vista a traves de la subjetividad de un lente.

lunes, 12 de agosto de 2024

ELIZABETH TAYLOR: LAS CINTAS PERDIDAS:

Las grabaciones reveladoras del mito del cine.

El magnífico documental "Elizabeth Taylor: Las cintas perdidas"/ "Elizabeth Taylor: The lost tapes" (2024) dirigido por Nanette Burstein, descubre a la actriz más vulnerable y que nunca se consideró una gran interprete. "Solo rodé dos o tres películas de las cuales me siento realmente satisfecha", confeso. El filme recién estrenado, rescata entrevistas nunca antes reveladas, y sus sentimientos más íntimos sobre su carrera profesional y su vida familiar. 

Lo que hace sorprendente el visionado de este nuevo documental sobre el último mito producido por el star system americano, es su elocuente cercanía para trazar "la última confesión" real de esta gran diva del cine americano. En esas grabaciones auténticas, Elizabeth Taylor (1932-2011), se nos muestra en su lado más vulnerable, sincera, intimista, objetiva y madura. Desde sus primeros pasos en la industria, cuando tenía diez años y debuto en la MGM en "La Cadena Invisible" al lado de Lassie, y su amigo y compañero de toda la vida, Roddy McDowell, la interprete subraya un cumulo de errores vitales que la llevaron a desafortunados matrimonios, graves rupturas emocionales y una adicción progresiva a las drogas y alcohol.


La extensa entrevista de Liz con sus amigos le permite al cinéfilo, juzgar el exhaustivo análisis que se hace de una personalidad, que simplemente se consideraba atractiva para las masas por su extraordinaria belleza y la necesidad constante de superar las barreras del esquema obligado, que le imponían los estudios, a rodar en su adultez, un puñado de "películas que eran pura mierda"- como señala la actriz-, donde no se le permitió mostrar todas sus reales potencialidades dramáticas. 


El filme escarba en las angustiosas horas que Liz siendo niña actriz, se lo pasaba en los sets de rodaje. "Aunque teníamos una escuela dentro del estudio MGM, no eran más de tres horas diarias de estudio, mientras se imponía el trabajo actuando que podía superar fácilmente las 10 horas y más. Y entre medio de las filmaciones debíamos ponernos al día en las materias básicas de la enseñanza, con trabajos y pruebas que preparaban para nosotros y debíamos contestar en medio de los rodajes", infiere.  

También se revela su estrecha amistad con el actor Roddy McDowell desde los lejanos tiempos en que ambos, siendo niños, interpretaron el filme de Lassie. Ella replica, que fue el mejor amigo que tuvo en toda su vida, porque con el correr de los años, siempre estuvo con ella en los grandes y peores momentos. En realidad, McDowell fue como un hermano siempre atento a estar ahí cuando Liz le requería.  


Esta amistad tan especial que duro por siempre, se inició con la primera impresión que tuvo Roddy McDowall por Liz y que recordó personalmente en una entrevista: "Nada más verla, me quede absolutamente alucinado...Parecía una diminuta persona adulta con el rostro más exquisito que jamás había visto. Tenía un colorido asombroso, unos ojos tan fabulosos que los cámaras le pidieron a su madre que le quitara el rímel. "No llevo los ojos pintados" exclamo Elizabeth. 

Otro aspecto revelador de este interesante documental es su relación con James Dean cuando ambos filmaron "Gigante" dirigidos por George Stevens. Soportando calores extremos en pleno desierto, en las noches de descanso, cada actor tenía su departamento y Liz y Dean se visitaban constantemente para conversar. Allí el intérprete de "Rebelde sin causa", le confeso cuestiones muy íntimas acerca de sus amores y predilecciones, pero también sobre sus dolores y martirios. Cuando murió Dean en pleno rodaje abordo de su automóvil, Liz entro en un colapso que la mantuvo semanas y semanas con depresión y cuestionándose acerca de su propia vida de fracasos matrimoniales y deslices profesionales.  


La verdad confiesa el documental, es que, Liz se sentía muy cómoda entre amistades de actores homosexuales, ya sea Roddy McDowell, James Dean, Rock Hudson o Montgomery Cliff, porque nunca se le insinuaban sexualmente y la respetaban en todos sus términos, brindándole un lugar de amplia seguridad. Esta tendencia según sus biógrafos más cercanos como David Heymann, se debió a que su padre, hizo sufrir mucho a su madre debido a sus constantes arranques amorosos que practicaba con marineros. Liz aprendió a defender a la comunidad gay en momentos en que se extendía el temor del SIDA, para lo cual creo dos Fundaciones, que impulso con ahínco en los años en que, su amigo Rock Hudson "salió del closet" para hacer pública su fatal enfermedad.  


El relato también se circunscribe a mostrar los ocho matrimonios que Liz tuvo a lo largo de su azarosa vida y sus infinitos deseos de ser madre. Cuando se casó por primera vez a los 17 años, señala que, en su luna de miel sobre un barco en viaje a Europa, estuvo encerrada en el baño tres días, porque le inundo un terror angustiante ya que no sabía nada acerca del sexo. Cuando se propuso tener hijos con el también actor inglés Michael Wilding, que la duplicaba en edad, sencillamente la relación se deterioró porque no tenía la madurez suficiente para entender que hace feliz a un hombre lejos de las relaciones íntimas. El filme subraya que su matrimonio con el productor Mike Todd ("La vuelta al mundo en ochenta días"), fue el más significativo para Liz, y quizás, el más perdurable pese a la muerte accidental que sufrió su marido. De ahí, derivo y medro por relaciones insípidas, erráticas y equivocadas, hasta que conoció al actor inglés Ricard Burton durante el rodaje de "Cleopatra". 


Especial mención efectúa la directora y productora neoyorquina Nanette Burnstein del primer encuentro de Burton con Taylor, en los sets de la mega producción "Cleopatra" que casi llevo a la ruina a la 20 th Century Fox.  El actor se presentó con una resaca del porte de un buque, actuó todo nervioso frente a Liz, y se encandilo con ella. A su vez, Liz se enamoró perdidamente de Burton, pese a su reputación de alcohólico y de estar casado con hijos. Para más remate, durante la filmación, Liz cayo gravemente enferma con una neumonía lo que detuvo el rodaje por semanas a varios millones del coste original.    


La película incluye grabaciones caseras de Liz y sus hijos, con los hijos de sus maridos, y la confesión oral de no estar consciente de ser una gran actriz. "Siempre me seleccionaron por mi belleza"- señala en un momento-. "Nunca pude demostrar realmente que detrás de esta cara bonita, había una intérprete que lo único que quería, era demostrar sus reales talentos". En ese sentido, adora la filmación de ¿Quién teme a Virginia Wolff? "porque me obligo a meterme en la piel de Martha, esa mujer algo repulsiva, neurótica, catártica, que sabía lo que quería y lo hablaba a los cuatro vientos", dijo una vez.  


"Elizabeth Taylor: Las cintas perdidas" es un documental que provoca el interés inmediato desde la perspectiva de una voz ultraterrena que viene desde unas cintas recién publicadas, y que permite reconstruir mejor la biografía de quien, es considerada la última gran star del sistema de estrellas de Hollywood. Una gran producción que despertara el apetito cinéfilo de muchos admiradores de la mítica actriz.  Imperdible producción HBO.


De sus memorias.


Acerca de sus ojos, Liz aclara en las grabaciones que "no son color violeta, siempre han sido de azul intenso". El mito de la prensa y de las revistas de corazón y además de uno de sus primeros descubridores, Samuel Marx, hombre alto y desgarbado, editor de guiones y productor cinematográfico de la Metro, llevaron a sostener que Liz era la única mujer del mundo que tenía los ojos color violeta.


La icónica figura de Liz Taylor marco toda una época, como rememoro en su tiempo, el crítico español Terence Moix: "A principios de los años sesenta la revista Modern Screen ostentaba en su portada, las efigies de Jacqueline Kennedy y Elizabeth Taylor con la siguiente leyenda, Las dos reinas de América. La época que se abría amplio la onda expansiva de Liz: había sido la novia de América y, al poco, se convertiría en reina del mundo...o así sería si calibramos su popularidad por el espacio que lleno en la prensa día tras día y año tras año, la cantidad de gente que fue a ver sus películas, las conversaciones que llego a ocupar, el lugar privilegiado en que situó a su quinto marido, Richard Burton, las joyas que ostento, los millones que se le atribuyeron, y, naturalmente, aquella extraordinaria belleza que nunca la abandonó completamente".   


Elizabeth Taylor nunca estuvo realmente conforme con lo que era como actriz. En un paseo a Disneylandia cuando estaba más madura recordó a la prensa televisiva: "Trabaje durante toda mi infancia, y, excepto cuando iba a montar a caballo siempre estaba en el estudio rodeada de adultos. Todos mis colegas eran mayores que yo. Nunca lleve la vida de una niña normal. Trabaje y me pagaron por hacer películas, pero no era yo quien aparecía en la pantalla". 



De una prueba de vestuario para "La Cadena Infinita".


Personificada para "De repente, el último verano" (1959), dirigida por Joseph L. Mankiewicz y escrita por Gore Vidal, donde interpreta a una joven traumatizada, prima del poeta Sebastián, cuya muerte violenta en una playa española a manos de un grupo de lascivos caníbales había presenciado. La madre de Sebastián, interpretada, magníficamente por Katherine Hepburn, quiere convencer al doctor Cukrowicz, un joven neurocirujano (Montgomery Clift), de que su atractiva sobrina esta mentalmente trastornada y es necesario practicarle una lobotomía. La acción avanza hasta desembocar en un sobrecogedor monologo de Elizabeth, que ella interpreta milagrosamente sin sobreactuar (recibió su tercera nominación a un Oscar), durante el cual explica que Sebastián era homosexual. La película obtuvo criticas dispares, pero consolidó la apariencia que Liz podía efectuar con talento sustantivo roles dramáticos de gran envergadura. 


En la película "Gigante" dirigida por George Stevens, llego a querer su rol de Leslie Benedict, una joven de Kentucky que se casa y se traslada a vivir a una inmensa propiedad en Tejas y funda una dinastía, según la novela de Edna Ferber. El papel que abarca tres décadas en la vida de una mujer había sido ofrecido primero a Grace Kelly, que dimitió por su matrimonio con el Príncipe Rainiero de Mónaco. La actriz siempre gusto de esta película, porque le permitió mostrar sus aptitudes interpretativas para cambiar a medida transcurren los años. 


Una anécdota para cerrar esta nostálgica entrada: Pocas personas han llevado una vida tan dispar y polémica como Elizabeth Taylor, sin perder en ningún momento el interés del público. El día en que celebraban su sesenta cumpleaños, alguien comento a viva voz: "Solo existe una Elizabeth Taylor". A lo que la estrella respondió muy atinadamente: ¡Gracias a Dios! 

Fotos y Comentarios-Gentileza: Liz Taylor, una biografía intima de David Heymann- Elizabeth Taylor de Kate Andersen Brower- Todo sobre Elizabeth Taylor de la A a la Z de Inma Sicilia- Mi Inmortales del Cine Hollywood Años Cuarenta de Terence Moix- Oliver Mayorga- Criterion Collection- Film Comment Magazine- Variety- MGM Pictures- Warner Bros Pictures- HBO Pictures- Dr. Macro- Archivo.- 


Lobby- card de promoción del valioso e interesante documental sobre la mítica actriz.


Poster del documental dirigido por Nanette Burstein, estrenado en el último Festival de Cannes.



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