Quien ama la vida, ama el Cine.

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El cine es como la vida,pero vista a traves de la subjetividad de un lente.

viernes, 16 de agosto de 2024

CINCO CLASICOS INOLVIDABLES EN BLANCO Y NEGRO:

La memoria colectiva en entrañables películas.

Gary Cooper, Franchot Stone y Richard Cromwell en el clásico "Tres lanceros bengalies" /"The lives of bengal lancer", 1935, dirigida por Henry Hathaway, revive una de las mejores adaptaciones que se han hecho sobre una novela de aventuras escrita por Francis Yeats-Brown. Acerca de esta película y otros cuatro grandes clásicos del cine, escribimos en esta nueva entrada del blog. 


Aventuras sorprendentes.


"Tres lanceros bengalíes"/ "The lives of bengal lancer" (1935) de Henry Hathaway. Un gran clásico del cine de aventuras que tiene ese equilibrio justo entre los tonos de comedia, humor, romance, exotismo, acción y suspenso a grados superlativos. Presenta las andanzas de tres compañeros de armas del 41 Regimiento de Lanceros de Bengala, en la frontera noroeste de la India Británica.  Donald Stone (Richard Cromwell) es el hijo del comandante (Guy Standing), que no quiere ningún privilegio de su padre y que soporta la obstinada manera del trato de su progenitor, a expensas de ser cruel y a veces injusto en sus órdenes castrenses. El teniente Alan McGregor (Gary Cooper) y el teniente John Forsythe ( Franchot Tone), acabaran siendo amigos del joven soldado, en una anécdota salpicada de aventuras, riesgos y disfraces, con ambientes exóticos y un humor sustantivo.          


Al margen de lo que pareciera ser una mirada occidental de las culturas desconocidas, la película tiene su mayor virtud en que nunca deja de ser interesante, ni siquiera en los momentos más triviales. Esta agudeza para trazar situaciones siempre atractivas se debe al dominio que Hathaway efectúa de los tiempos muertos, donde pareciera que no va a ocurrir nada y ocurre todo. Su claridad para exponer situaciones de alto riesgo, persecuciones, ataques sorpresas, anécdotas divertidas y salidas de madre, caracterizan el material literario que tiene la obra más sostenida en los climaxs y en los momentos de suspenso. 


Kathleen Burke como Tanya Volkanskaya, es la chica atrevida del bando contrario que sigue la lucha de las fuerzas rebeldes de Mohamed Khan y que atrapa con sus encantos a los protagonistas, sin trasponer el riesgo en que estarían estos soldados, cuando asisten a una cena de honor para discutir materias beligerantes. Detrás de barbas postizas, turbantes y maquillajes que oscurecen la piel, se esconden los nombres de: Douglas Dumbrille, Monte Blue, Akim Tamiroff, J.Carroll Naish y Noble Johnson, un puñado selecto de actores de carácter inolvidables.  


Uno de los momentos más divertidos, es cuando se produce la aparición de una cobra en la habitación, mientras el teniente John exacerba con su "flauta mágica" al teniente Alan. La irrupción del reptil obligara a John a tocar sin dejar de soplar un minuto, para salvar su vida de una muerte segura. Alan cobrara un alto precio baleando a la bestia, sin menoscabar la burla espontanea de John que se creía infalible.   


Para efectos prácticos, la película se rodó enteramente en California simulando que estaban en la India. Se mando a construir un enorme decorado en el Iverson Movie Ranch, uno de los mayores staff de la Paramount, que recrean la fortaleza del villano Mohamed Khan. Es, además, uno de los momentos más sublimes de la película, que con sensibilidad cinéfila intento repetir Steven Spielberg en "Indiana Jones y el Templo de la perdición" a escala espectacular y en colores.


Puede que la película discurra motivaciones políticas de época respecto a las colonias británicas en la India, pero en su conjunto, funciona muy bien, como una cinta de aventuras lograda, consumada en el dibujo que efectúa de sus personajes centrales, y atendible como un divertido viaje a las tierras del Khan, donde todo es posible.  Extraordinaria muestra de lo que el cine clásico de época lograba en la minuciosidad de sus detalles, en la exposición elocuente del espectáculo visual atractivo y sugerente, y en las magníficas interpretaciones que considera algunas de las mayores figuras de su tiempo de las escuderías americanas y británicas.  Muy entretenida y recomendable.    


"Cuatro hombres y una plegaria"/"Four men and a prayer" (1938) de John Ford.  Historia consistente y convincente acerca de los cuatro hijos de un desacreditado oficial británico, que deben descifrar el enigma que se esconde tras la muerte repentina de su padre. Limpiar el honor de la familia, ya que se cree que el padre se suicidó, los llevara a investigar las causales que descubrió su progenitor, y que se relacionan con el tráfico de armas en países subdesarrollados. Ford filmo esta notable historia, con abundante acceso a medios artísticos y económicos que se notan en sus magníficos resultados. Aunque también se percibe su mano maestra sobre todo en la transfiguración de sus personajes, o como estos van cambiando a medida avanza el relato siempre interesante y sorprendente.


Los cuatro hermanos Leigh organizándose para iniciar la búsqueda de los verdaderos asesinos de su querido padre. Los países que visitan incluyen la India y Argentina con sus tangos y ambientes exóticos que considera la mirada hollywoodiense.


Ford era capaz de trabajar mediante la imagen, la sugerencia visual de los momentos más dramáticos o desafortunados del conjunto, como el juicio castrense que se cierne sobre el coronel Loring Leigh, estupendamente interpretado por el gran característico ingles C. (Charles) Aubrey Smith (1863-1948), que apareció en muchísimas producciones de la MGM y la Warner, en roles de poder o de respetable posición social. Véanlo de nuevo en: "El pequeño Lord", "Huracán sobre la isla", "La mascota del regimiento", "El prisionero de Zenda", "Rebeca", "Diez negritos", "Los Inconquistables" y "Mujercitas". 


Loretta Young como Miss Lynn Cherrington , la hija de un acaudalado industrial que se supone está metido en el entramado de corrupción respecto al tráfico de armas, aparece rodeada de los hermanos Leigh, William Henry como Rodney, David Niven es Christopher, Richard Greene es Geoffrey y George Sanders es Wyatt.   


Los villanos de esta entretenida película, como Reginald Denny que interpreta al Capitán Douglas Loveland, parecen ambicionar más de la cuenta el dinero que emana de intereses clandestinos. Ford somete el material literario de la novela de David Garth a una adaptación muy conseguida en lo formal y que resulta una entrañable matinée que se disfruta de veras. Además, es un buen ejemplo de las dotes narrativas que tenía su director, para contar con entusiasmo, inteligencia y oficio un relato de aventuras clásico y circunstancial. Muy ameno.


"Beau Geste" (1939) de William A. Wellman. Otra de las grandes producciones de los estudios de Hollywood que se rodaron en la década de los años treinta, y una muestra extraordinaria del clásico touch estilístico de los estudios Paramount Pictures. A partir de la novela homónima de Percival Christopher Wren, cuenta la historia de tres entrañables hermanos que se van a enrolar en la Legión Extranjera, después de hurtar una valiosa joya familiar para esconder la ruina económica de su nobiliaria familia. Ray Milland, Gary Cooper y Robert Preston, logran uno de sus puntos más altos en sus respectivas carreras frente a las cámaras.   

En el segmento introductorio del relato aparece un jovencísimo Donald O'Connor como Beau Geste, mucho antes de su éxito en "Cantando bajo la lluvia", y el carismático niño actor Martin Spellman como Ditgy Geste. Este último prodigio, tuvo una meritoria carrera, hoy día olvidada, en películas de interés para MGM y WB, y un estudio B como Monogram, en títulos como: "Con los brazos abiertos", "Let Us Live", "El hijo de la armada", "Barrios de Nueva York" y "Fangs of the Wind" con el perro Rin Tin Tin Jr.  



Martin Spellman en una pose publicitaria.


Otro destacado prodigio que aparece en esta clásica aventura es el olvidado Billy Cook, que interpreta a John Geste y que también tuvo su cuarto de hora glorioso, en los años treinta y cuarenta, gracias a películas como: "Tom Sawyer, detective", donde obtuvo el rol central y trabajo de nuevo con Donald O'Connor, "Hombres con alas", donde hizo de Ray Milland cuando era niño, y "Los enemigos del honor"/"Naval Academy", junto a Freddie Bartholomew.


En "Beau Geste" se puede comprobar como la Paramount, trabajaba el material literario para desarrollar una puesta en escena, fastuosa, brillante y muy sofisticada. Sus escenarios construidos en los mismos estudios eran grandes decorados, con una profusión palpable en lo barroco, pero también en la idealización del exitismo orientalista. Wellman era un gran director de actores masculinos, y fraguaba en sus relatos, un estilo de cine de acción muy acomodaticio al gusto de las plateas de su tiempo. La hermandad, la camaradería, el sadismo de un opresor, la disciplina castrense, el sentido plausible del espectáculo, se aseguraba con un interés creciente en los esfuerzos de estos tres hermanos que estaban encerrados a su suerte en medio del desierto, atacado por tribus fuertemente armadas en el norte de África.  


La fábrica de Hollywood haciéndote creer que estas en el desierto más distante del mundo, con una guarnición vejada por el feroz proceder del sádico sargento Markoff (Brian Don Levy en una de sus inolvidables interpretaciones de villano de turno), con una amenaza latente en el exterior, que los obliga a resguardarse y desprotegidos de toda posible salvaguarda. Es cine de aventuras al estilo clásico, extremadamente logrado en sus supuestos narrativos básicos, que integran el humor, la pasión, el suspenso, el misterio y la unión, dentro de una fortaleza constantemente amenazada de muerte.    


La película considera la aparición de una jovencísima Susan Hayward como Isobel Rivers cortejada por los hermanos Geste. Este filme constituyo su segundo papel acreditado, que le afianzo su carrera para convertirla en un icono del cine dramático y de ribetes románticos. Solo recuérdenla en: "Mañana llorare", "La dama marcada", "Las nieves del Kilimanjaro", "Con una canción en mi corazón" o "David y Betsabé".


El actor Brian Don Levy hizo muchos papeles en su vida y calzaba muy bien como villano. Pese a su corta estatura, su inflexión facial y su voz gruesa y gutural, le permitieron abordar con convicción estos roles, como el del sádico sargento Markoff en "Beau Geste", pero también sus distintas interpretaciones en: "Impacto", "La llave de cristal", "El beso de la muerte", "Un sueño americano" y "Quatermass 2". Sin duda que "Beau Geste" merece estar entre las películas de aventuras más logradas de la historia, sobre todo por sus óptimos resultados narrativos y estéticos. Sobresaliente.   


100 años en la vida de una familia.


"Paz en la tierra"/"The World Mores On" (1934) de John Ford. Cuando el maestro del cine americano se proponía contar un relato tan ambicioso, que abarca cien años en la vida de una familia propietaria de una prospera fábrica textil en Luisiana, la tarea no resultaba nada fácil. Resumir las anécdotas más sobresalientes, contrastar los distintos momentos en la historia humana con imágenes de archivo o sugerencias visuales, perfilar a los personajes desde el punto de vista más romántico y psicológico, depararon a Ford uno de sus proyectos más complejos, en los tiempos en que no había informática o efectos visuales tan desarrollados, para insertar en los contenidos de un relato conmovedor. Pero Ford lo logro, gracias a su astucia para acentuar en los detalles más singulares de su propia narrativa el paso del tiempo. El filme se puede reducir como la historia de amor no consumada de una pareja, que salta de época en época, sin lograr encontrarse o medianamente relacionarse en sus afectos. Puede ser un antecedente de una película posterior "Pídele al tiempo que vuelva", pero en realidad este anacronismo, no es más que una excusa superficial para mostrar espiritualmente las relaciones de una pareja que parecen reencarnarse de un tiempo a otro hasta que en su consumación final tampoco llegan a entenderse.


Ford testimonia en este interesantísimo filme, que los deberes del poder contrastan con el anhelado equilibrio de las relaciones de una pareja, y si en un momento, es la fábrica la que se desarrolla por sobre los sentimientos más profundos de sus propietarios, es porque, lisa y llanamente, el amor como nexo no pareciera tener cabida en las ambiciones materiales. El relato abarca desde 1824 hasta 1924, desde su expansión hacia Europa (Francia, Alemania e Inglaterra), hasta la primera guerra mundial, y finalmente la recuperación económica post bélica, y logra integrar, una serie de personajes que van a influir sobre la pareja protagonista a través del tiempo.    


Madeleine Carroll y Franchot Tone agudizan sus sentidos y manifiestan distintos caracteres, a medida avanzan los años y las décadas cuando culminan con algún hecho histórico inolvidable. Esta pareja que se une y se distancia, para reencarnarse después en sus símiles y volver a reencantarse, subrayan el lado más romántico que tenía Ford en sus películas. ¿Como un hombre que por fuera era más bien hosco, duro y magnánimo, podía en su interior ser un romántico empedernido? Misterios del cine. Sin duda.   


"Paz en la tierra" merece una urgente reivindicación, porque muestra a Ford siendo muy joven, en la plenitud de sus dotes narrativas y de su extraordinario talento para la puesta en escena. Una película algo desconocida, que mostraba ya el tremendo talento para narrar que tenía Ford con relatos como estos. Imposible dejarla pasar por alto. Asoman su nariz por determinadas escenas, actores tan talentosos como: Lumsden Hare, Raúl Roulien, Reginald Denny, Sig Rumann,  Louise Dresser, Stephin Fetchit, y Dudley Diggs. Imperdible.     


Comedia de una mujer enamorada de dos hombres.


"Una mujer para dos"/"Design for living" (1933) de Ernst Lubistch. Si algo maravilloso tenía el cine de este maestro alemán, era su capacidad para sugerir detrás de las puertas. Nunca hubo antes o después un guiño más consecuente con el humor irónico y sexual, que Lubistch incorporaba para evitar en cierta forma de que sus historias fueran censuradas. Esta, por ejemplo, habla en primera persona de una mujer que ama a dos hombres, y como estos la comparten, en momentos determinados de sus vidas. En efecto, Gary Cooper y Friedrich March, que son amigos entrañables compartiendo las limitancias de una vida difícil, - uno como pintor y el otro como escritor de obras teatrales-, alían sus fortalezas gracias a la relación que entablan con una chica aventurera, interpretada por la sensacional Miriam Hopkins. Y llegan a un acuerdo tácito, vivirán en comunión dejando de lado el sexo.  


La premisa está dada y cuenta con el apoyo de los tres que, en un principio, hacen lo imposible por evitar las almohadas y las sábanas más insinuantes, para concentrarse en rendir en sus respectivos trabajos y pasar del hambre a la abundancia. Nada es fácil. La situación parece burlar la inestabilidad económica en que habitan, hasta que a Thomas Chambers (Fredric March) le compran una de sus obras para montarla en un teatro. George Curtis (Gary Cooper) por su parte, intentará despertar el interés por sus cuadros a sabiendas que la hermosa Gilda Farrell (Miriam Hopkins) será prescindible frente a las muestras materiales que tendrá luego su amigo.    


La lucha psicológica de Gilda estará entre el amor real y el platónico, ¿Cuál de los dos terminará por imponerse en el corazón de la perspicaz, aunque atribulada chica? Lubistch era un genio en el manejo de situaciones engorrosas, sobre todo en las insinuaciones sexuales más directas, y nunca sesgaba a los personajes, una vez lanzados al agua como piezas simbólicas de las complejidades que tienen las relaciones íntimas más adversas entre hombres y mujeres. En esta gran obra, como en las mejores de su filmografía, Lubistch juega y restriega con la idea de no se puede vivir con un solo corazón en cuestiones amorosas. 


De alguna manera Lubistch rompía los esquemas preestablecidos, para acomodarlos a una visión inconformista, agudamente irónica, donde sus personajes mostraban sus debilidades sin ponerse colorados. "Una mujer para dos" nos obliga a determinar lo adelantado que estaba el cineasta respecto a los temas de pareja, y como lograba equiparar, en este caso a partir de una obra de Noel Coward, estupendamente guionizada por el mismo Ben Hecht y Samuel Hoffenstein, las noblezas de los oficios artísticos con los deslices del amor.    

Miriam Hopkins (1902-1972). Actriz estadounidense algo olvidada, que fue, sin embargo, una estupenda comediante, refrescante, atemporal, llena de vivacidad y talento, para encarnar a mujeres integras que luchan por su libertad y se ríen de los desvaríos masculinos. Sus mayores obras están en el cine de Lubistch, pero también de Rouben Mamoulian ("El hombre y el monstruo"; "La feria de la vanidad"), Howard Hawks (" La ciudad sin ley") y William Wyler ("Esos tres"). Ya anciana efectuó un memorable papel en el drama "La jauría humana" de Arthur Penn.


Para la anécdota, recordar que esta película en su época, provoco un verdadero escándalo por su ligero tratamiento del "menage a trois". El toque Lubistch logro que la película eludiera la censura, manteniendo el espíritu original y subrayando con humor los momentos más escandalosos. "Una mujer para dos" es una comedia de situaciones que logra cautivar de principio a fin, porque está muy bien interpretada y porque nos mantiene atentos, gracias a la consolidada experiencia y experticia de su director con los recursos expresivos que tiene el cine. Muy recomendable.  

Fotos-Gentileza: Paramount Pictures- Los estudios de Hollywood de Ethan Mordden- John Ford de Peter Bogdanovich- Mis inmortales del cine de Terence Moix- Warner Bros Pictures- Archivos de Revista ENFOQUE ( Chile)-  Review ( USA )- The Hollywood Report" ( USA )- Variety ( USA)- Empire (GB)- Dr. Macro-  FilmFax- Film Updates- Cinema Tweets- Discusing Films- Filmin- More Movies- The Film Stage- Deadline Hollywood- Noirchick in Old Hollywood- Cinefilia Cult- Depressed Bergman- SensaCine- Ver Cine- Archivo.-


Cartel de "Tres lanceros bengalíes" de Henry Hathaway.


Afiche de "Cuatro hombres y una plegaria" de John Ford.


Poster de "Beau Geste" de William A. Wellman.

Afiche de "Paz en la tierra" de John Ford.


"Design for Living" de Ernst Lubitsch. 



lunes, 12 de agosto de 2024

ELIZABETH TAYLOR: LAS CINTAS PERDIDAS:

Las grabaciones reveladoras del mito del cine.

El magnífico documental "Elizabeth Taylor: Las cintas perdidas"/ "Elizabeth Taylor: The lost tapes" (2024) dirigido por Nanette Burstein, descubre a la actriz más vulnerable y que nunca se consideró una gran interprete. "Solo rodé dos o tres películas de las cuales me siento realmente satisfecha", confeso. El filme recién estrenado, rescata entrevistas nunca antes reveladas, y sus sentimientos más íntimos sobre su carrera profesional y su vida familiar. 

Lo que hace sorprendente el visionado de este nuevo documental sobre el último mito producido por el star system americano, es su elocuente cercanía para trazar "la última confesión" real de esta gran diva del cine americano. En esas grabaciones auténticas, Elizabeth Taylor (1932-2011), se nos muestra en su lado más vulnerable, sincera, intimista, objetiva y madura. Desde sus primeros pasos en la industria, cuando tenía diez años y debuto en la MGM en "La Cadena Invisible" al lado de Lassie, y su amigo y compañero de toda la vida, Roddy McDowell, la interprete subraya un cumulo de errores vitales que la llevaron a desafortunados matrimonios, graves rupturas emocionales y una adicción progresiva a las drogas y alcohol.


La extensa entrevista de Liz con sus amigos le permite al cinéfilo, juzgar el exhaustivo análisis que se hace de una personalidad, que simplemente se consideraba atractiva para las masas por su extraordinaria belleza y la necesidad constante de superar las barreras del esquema obligado, que le imponían los estudios, a rodar en su adultez, un puñado de "películas que eran pura mierda"- como señala la actriz-, donde no se le permitió mostrar todas sus reales potencialidades dramáticas. 


El filme escarba en las angustiosas horas que Liz siendo niña actriz, se lo pasaba en los sets de rodaje. "Aunque teníamos una escuela dentro del estudio MGM, no eran más de tres horas diarias de estudio, mientras se imponía el trabajo actuando que podía superar fácilmente las 10 horas y más. Y entre medio de las filmaciones debíamos ponernos al día en las materias básicas de la enseñanza, con trabajos y pruebas que preparaban para nosotros y debíamos contestar en medio de los rodajes", infiere.  

También se revela su estrecha amistad con el actor Roddy McDowell desde los lejanos tiempos en que ambos, siendo niños, interpretaron el filme de Lassie. Ella replica, que fue el mejor amigo que tuvo en toda su vida, porque con el correr de los años, siempre estuvo con ella en los grandes y peores momentos. En realidad, McDowell fue como un hermano siempre atento a estar ahí cuando Liz le requería.  


Esta amistad tan especial que duro por siempre, se inició con la primera impresión que tuvo Roddy McDowall por Liz y que recordó personalmente en una entrevista: "Nada más verla, me quede absolutamente alucinado...Parecía una diminuta persona adulta con el rostro más exquisito que jamás había visto. Tenía un colorido asombroso, unos ojos tan fabulosos que los cámaras le pidieron a su madre que le quitara el rímel. "No llevo los ojos pintados" exclamo Elizabeth. 

Otro aspecto revelador de este interesante documental es su relación con James Dean cuando ambos filmaron "Gigante" dirigidos por George Stevens. Soportando calores extremos en pleno desierto, en las noches de descanso, cada actor tenía su departamento y Liz y Dean se visitaban constantemente para conversar. Allí el intérprete de "Rebelde sin causa", le confeso cuestiones muy íntimas acerca de sus amores y predilecciones, pero también sobre sus dolores y martirios. Cuando murió Dean en pleno rodaje abordo de su automóvil, Liz entro en un colapso que la mantuvo semanas y semanas con depresión y cuestionándose acerca de su propia vida de fracasos matrimoniales y deslices profesionales.  


La verdad confiesa el documental, es que, Liz se sentía muy cómoda entre amistades de actores homosexuales, ya sea Roddy McDowell, James Dean, Rock Hudson o Montgomery Cliff, porque nunca se le insinuaban sexualmente y la respetaban en todos sus términos, brindándole un lugar de amplia seguridad. Esta tendencia según sus biógrafos más cercanos como David Heymann, se debió a que su padre, hizo sufrir mucho a su madre debido a sus constantes arranques amorosos que practicaba con marineros. Liz aprendió a defender a la comunidad gay en momentos en que se extendía el temor del SIDA, para lo cual creo dos Fundaciones, que impulso con ahínco en los años en que, su amigo Rock Hudson "salió del closet" para hacer pública su fatal enfermedad.  


El relato también se circunscribe a mostrar los ocho matrimonios que Liz tuvo a lo largo de su azarosa vida y sus infinitos deseos de ser madre. Cuando se casó por primera vez a los 17 años, señala que, en su luna de miel sobre un barco en viaje a Europa, estuvo encerrada en el baño tres días, porque le inundo un terror angustiante ya que no sabía nada acerca del sexo. Cuando se propuso tener hijos con el también actor inglés Michael Wilding, que la duplicaba en edad, sencillamente la relación se deterioró porque no tenía la madurez suficiente para entender que hace feliz a un hombre lejos de las relaciones íntimas. El filme subraya que su matrimonio con el productor Mike Todd ("La vuelta al mundo en ochenta días"), fue el más significativo para Liz, y quizás, el más perdurable pese a la muerte accidental que sufrió su marido. De ahí, derivo y medro por relaciones insípidas, erráticas y equivocadas, hasta que conoció al actor inglés Ricard Burton durante el rodaje de "Cleopatra". 


Especial mención efectúa la directora y productora neoyorquina Nanette Burnstein del primer encuentro de Burton con Taylor, en los sets de la mega producción "Cleopatra" que casi llevo a la ruina a la 20 th Century Fox.  El actor se presentó con una resaca del porte de un buque, actuó todo nervioso frente a Liz, y se encandilo con ella. A su vez, Liz se enamoró perdidamente de Burton, pese a su reputación de alcohólico y de estar casado con hijos. Para más remate, durante la filmación, Liz cayo gravemente enferma con una neumonía lo que detuvo el rodaje por semanas a varios millones del coste original.    


La película incluye grabaciones caseras de Liz y sus hijos, con los hijos de sus maridos, y la confesión oral de no estar consciente de ser una gran actriz. "Siempre me seleccionaron por mi belleza"- señala en un momento-. "Nunca pude demostrar realmente que detrás de esta cara bonita, había una intérprete que lo único que quería, era demostrar sus reales talentos". En ese sentido, adora la filmación de ¿Quién teme a Virginia Wolff? "porque me obligo a meterme en la piel de Martha, esa mujer algo repulsiva, neurótica, catártica, que sabía lo que quería y lo hablaba a los cuatro vientos", dijo una vez.  


"Elizabeth Taylor: Las cintas perdidas" es un documental que provoca el interés inmediato desde la perspectiva de una voz ultraterrena que viene desde unas cintas recién publicadas, y que permite reconstruir mejor la biografía de quien, es considerada la última gran star del sistema de estrellas de Hollywood. Una gran producción que despertara el apetito cinéfilo de muchos admiradores de la mítica actriz.  Imperdible producción HBO.


De sus memorias.


Acerca de sus ojos, Liz aclara en las grabaciones que "no son color violeta, siempre han sido de azul intenso". El mito de la prensa y de las revistas de corazón y además de uno de sus primeros descubridores, Samuel Marx, hombre alto y desgarbado, editor de guiones y productor cinematográfico de la Metro, llevaron a sostener que Liz era la única mujer del mundo que tenía los ojos color violeta.


La icónica figura de Liz Taylor marco toda una época, como rememoro en su tiempo, el crítico español Terence Moix: "A principios de los años sesenta la revista Modern Screen ostentaba en su portada, las efigies de Jacqueline Kennedy y Elizabeth Taylor con la siguiente leyenda, Las dos reinas de América. La época que se abría amplio la onda expansiva de Liz: había sido la novia de América y, al poco, se convertiría en reina del mundo...o así sería si calibramos su popularidad por el espacio que lleno en la prensa día tras día y año tras año, la cantidad de gente que fue a ver sus películas, las conversaciones que llego a ocupar, el lugar privilegiado en que situó a su quinto marido, Richard Burton, las joyas que ostento, los millones que se le atribuyeron, y, naturalmente, aquella extraordinaria belleza que nunca la abandonó completamente".   


Elizabeth Taylor nunca estuvo realmente conforme con lo que era como actriz. En un paseo a Disneylandia cuando estaba más madura recordó a la prensa televisiva: "Trabaje durante toda mi infancia, y, excepto cuando iba a montar a caballo siempre estaba en el estudio rodeada de adultos. Todos mis colegas eran mayores que yo. Nunca lleve la vida de una niña normal. Trabaje y me pagaron por hacer películas, pero no era yo quien aparecía en la pantalla". 



De una prueba de vestuario para "La Cadena Infinita".


Personificada para "De repente, el último verano" (1959), dirigida por Joseph L. Mankiewicz y escrita por Gore Vidal, donde interpreta a una joven traumatizada, prima del poeta Sebastián, cuya muerte violenta en una playa española a manos de un grupo de lascivos caníbales había presenciado. La madre de Sebastián, interpretada, magníficamente por Katherine Hepburn, quiere convencer al doctor Cukrowicz, un joven neurocirujano (Montgomery Clift), de que su atractiva sobrina esta mentalmente trastornada y es necesario practicarle una lobotomía. La acción avanza hasta desembocar en un sobrecogedor monologo de Elizabeth, que ella interpreta milagrosamente sin sobreactuar (recibió su tercera nominación a un Oscar), durante el cual explica que Sebastián era homosexual. La película obtuvo criticas dispares, pero consolidó la apariencia que Liz podía efectuar con talento sustantivo roles dramáticos de gran envergadura. 


En la película "Gigante" dirigida por George Stevens, llego a querer su rol de Leslie Benedict, una joven de Kentucky que se casa y se traslada a vivir a una inmensa propiedad en Tejas y funda una dinastía, según la novela de Edna Ferber. El papel que abarca tres décadas en la vida de una mujer había sido ofrecido primero a Grace Kelly, que dimitió por su matrimonio con el Príncipe Rainiero de Mónaco. La actriz siempre gusto de esta película, porque le permitió mostrar sus aptitudes interpretativas para cambiar a medida transcurren los años. 


Una anécdota para cerrar esta nostálgica entrada: Pocas personas han llevado una vida tan dispar y polémica como Elizabeth Taylor, sin perder en ningún momento el interés del público. El día en que celebraban su sesenta cumpleaños, alguien comento a viva voz: "Solo existe una Elizabeth Taylor". A lo que la estrella respondió muy atinadamente: ¡Gracias a Dios! 

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Lobby- card de promoción del valioso e interesante documental sobre la mítica actriz.


Poster del documental dirigido por Nanette Burstein, estrenado en el último Festival de Cannes.