NOVEDOSAS AVENTURAS: "RIDDLE OF FIRE"/"PARADISE IS BURNING".

Los nuevos aires del cine infantil y adolescente.

"Riddle of Fire" opera prima de Weston Razooli, programada en la Quincena de Realizadores en Cannes y premiada en el Festival de Sitges, es una alternativa al cine infantil y juvenil actual con aires renovados, y como ella, hay otros títulos que merecen destacarse en esta nueva entrada del blog.

Niños en un mundo encantado.

"Riddle of fire" parece una bocanada de aire fresco difícil de apagar. Mezclando la onda ochentera en su propuesta narrativa de relato infantil de aventuras tipo "Los Goonies" con una versión de bolsillo de "El Señor de los Anillos" de épica fantástica, juega muy bien sus cartas para hacer travesuras, ejecutar tareas difíciles y suscribir el encanto de pasatiempo con toques medievales. Nos recuerda un poco a una saga alemana que se hizo hace algunos años atrás, integrando los desbordes surrealistas con las cuestiones deportivas, pero aquí superlativo a los cuentos de hadas, creaturas de un bosque lleno de brujas y hechizos mágicos, tras la pista para recuperar un valioso huevo con manchas.  

Los chicos derrochan ternura, simpatía, comicidad y sentido de la aventura. 

El relato parte de lo simple y se va armando a lo complejo con astucia e imaginación. La madre de Hazel y Josie esta recluida en casa con una fuerte gripe y les solicita a sus muchachitos, una tarta de arándanos a cambio de la clave del televisor, para instalar una moderna consola de videojuegos que se han robado en una loca operación. Los tres protagonistas que disfrutan de sus paseos en motitos, cargando armas de paintball, como misión deberán traer a casa un exquisito blueberry pie, mientras se ven obligados a exponerse en el exterior por los soleados parajes de Ribbon en Wyoming, con adultos que parecen sacados de un libro de hechicería. La amenaza latente de la "Banda de la cuchilla encantada", y el cruce legitimo con magas y seres de cuentos, le otorgan un tono fantástico al relato, que pasa de lo imaginativo a lo concreto, subvirtiendo la idea de que, en lo real se está más seguro, porque en verdad, ni en uno ni en otro lugar, existe total equilibrio y sosiego. Eso eleva los conceptos rutinarios del filme de mera entretención y le da un sentido más categórico a la historia.

En la película fluyen las ideas y la mirada crítica a ciertas cuestiones. Por ejemplo, destaca el discurso que habla sobre la invasión aplastante de la tecnología, que priva a los niños de la imaginación para integrarlo a auténticas aventuras sorprendentes. Como que existen demasiadas cámaras de seguridad, iphones, video games y consolas de todo tipo, que han tendido a limitar a los niños en su desenvolvimiento creativo respecto a la realidad que le rodea. Es un punto sobresaliente. En general, la cinta rodada en 16 mm, lo que le da un toque muy autentico, ostenta unos chicos encantadores y una historia atractiva, entretenida, con desbordes de originalidad, algo extendida, pero legitima en sus planteamientos autorales.   

El director dirigiendo a uno de sus protagonistas.

El debutante Weston Razooli refleja en su obra, la magia que existe en la infancia actual que transforman una simple búsqueda en una aventura épica y dinámica. Existe una sensación de nostalgia a cierto cine infantil de los ochenta, pero también sustenta cierta reflexión adulta sobre los ilimitados vuelos de la imaginación y el verdadero sentido de la aventura coartada por la invasión de la tecnología, que transforma en zombi a la verdadera esencia humana. Muy loable el trabajo de Razooli que además de dirigir, escribió, edito y también hizo el diseño el vestuario, en un afán muy independiente de producción B, con espíritu humanista. Una meritoria carta de presentación. 

    

En Cannes la película fue aplaudida y alabada por el público y la crítica. 

Los niños en entrevista para la televisión francesa. 

La hermandad en un mundo extraño.

"Paradise is Burning" de Mika Guftasson. En una zona obrera de Suecia, las hermanas Laura de 16 años, Mira de 12 y Stefi de 7 años, se las arreglan solas pese a la ausencia maternal. La comunidad que les rodea las cobija y protege en una muestra de solidaridad y cooperativismo, que recupera el soplo humanista de otros tiempos. El relato está armado desde la fábula y desde ese punto de vista, acomoda sus piezas dramáticas para subrayar cuestiones notables que hablan sobre la soledad, la madurez y el crecimiento, pero con un tono más cercano al "Cuenta Conmigo" que al cine de Hirokazu Koreeda, que denuncio un caso parecido en la estupenda "Nobody Knows"   

No es que el tono se desparrame por los cuatro costados, sencillamente amortigua los golpes del infortunio, en razón de niños que no quieren dejar de ser inocentes con padres ausentes incapaces de ejercer sus roles en un mundo complejo. Perder un diente puede ser motivo de una fiesta, la menstruación un paso hacia la adultez exigida, y el vivir en lo cotidiano, un accidente irregular de vidas a punto de explotar en un paraíso donde ellas son las creaturas perdidas. 
 

Este novedoso drama sueco que se concentra en tres hermanas abandonadas a su suerte, hasta que los Servicios Sociales comienzan a investigar la situación, nos sumerge por la asumida libertad con que las chicas parecen sobrevivir en un mundo que es, hasta cierto punto, amable con ellas y una comunidad que las integra en pleno verano colándose en piscinas ajenas y divirtiéndose ocultando la verdadera esencia de su sin destino.  

El peso dramático de Laura mientras intenta resolver la ausencia de la madre ante el llamado de los Servicios Sociales, que desean reunirse con la madre de las chicas, mantendrán el suspenso y el interés potencial de un conflicto que parece eclosionar en desventaja de sus protagonistas. Como parece que todo se hace insostenible, incluso cuando Laura se mete en nuevos desatinos, la película se detiene en mostrar ese registro del caos veraniego de las hermanas, que resulta finalmente refrescante y disfrutable.  Por cierto, el tema de la hermandad legitima recorre toda la obra y es a ciencia cierta el homenaje que le hace su directora a estas chicas que viven peleando, aventurándose en problemas y salvando una situación al límite. Solo les queda disfrutar de un tiempo insólito, raro y divertido, a la espera de un futuro más complejo. Interesante muestra de cine sueco. Recomendable.

Aventuras infantiles para ver en vacaciones.

"Los Goonies" (1985) de Richard Donner. La quinta esencia del cine infantil ochentero, que contó con el buen auspicio del productor Steven Spielberg y un elenco de figuras adolescentes encabezadas por Sean Astin, Josh Brolin, Ke Huy Quan, Jeff Cohen, Martha Plimpton, y Corey Feldman, que sobresalió de una trama que mezcla la aventura con un tesoro de piratas incluido, con algunos toques de thriller policial. Divertida, interesante, amena y punta de lanza de otras numerosas imitaciones que se han hecho desde esos lejanos tiempos de Cindy Lauper, bicicletas voladoras y fantasías veraniegas de espíritu cinéfilo.     

"Una serie de eventos desafortunados" (2004) de Brad Silberling. La película que origino la serie que se transmitió en 2017-2019, y cuyo elenco considero a Jim Carrey, Jude Law y Meryl Streep más los niños Liam Aiken y Emily Browning, y que es un cuento oscuro y pesimista. Basada en el libro de Daniel Handler, co autor con Robert Gordon del guion, se inicia cuando a tres niños herederos de una cuantiosa fortuna, al morir los padres en un incendio, les asedia un villano de cuento. Las autoridades cederán la tutela de los chicos a tres tíos, cada uno con sus propias excentricidades. Hay una espléndida fotografía del mexicano Emmanuel Lubenszki, una magnifico diseño de producción y un gran trabajo del músico Thomas Newman, el mismo de "Belleza Americana" y "Cadena de Favores". En roles secundarios: Timothy Spall, Dustin Hoffman y Luis Guzmán. 

"Un cuento de hadas" (1997) de Charles Sturridge. Producción británica algo olvidada, que resalta por el tono mágico que logra el realizador de "Retorno a Brideshead" y "Lassie", la preciosista fotografía de Michael Coulter y un tono de época acorde a un relato cuyos personajes realmente existieron. Dos niñas de 11 y 13 años (las expresivas Florence Hoath y Elizabeth Eart), habitan en un condado en una campiña inglesa de Yorkshire a principios del siglo XX. Allí por casualidad, se fotografían frente a un arroyo del bosque en compañía de una familia de hadas. Hasta su casa llegan, el famoso escritor Sir Arthur Conan Doyle y el mago ilusionista Harry Houdini (los estupendos Peter O"Toole y Harvey Keitel) que corroboraran el notable descubrimiento, no sin antes, revolucionar a la sociedad neo-victoriana de la época y salpicar de magia y esperanza a los niños y niñas de su tiempo.     

"Las Aventuras de Tom Sawyer" (1973) de Don Taylor. La película producida por Reader"s Digest en auténticos parajes de Tennessee, es una adaptación musical, fiel y meritoria, al libro de Mark Twain. Con divertidos números musicales de John Williams (nada menos), y un elenco irrepetible de grandes estrellas y secundarios como: Celeste Holm, Warren Oates, Lucille Benson, Henry Jones y Dub Taylor, más los niños prodigio Johnny Whitaker, Jeff East (antes de convertirse en Superman adolescente), y Jodie Foster, recién descubierta para la pantalla grande. Tiene toda la suspicacia del espíritu de la obra, "los chicos son libres y viven inmersos en la Naturaleza disfrutando de la vida sin trabas, obstáculos o metas que cumplir", pero, además, todos los puntos que favorecen su repaso literario, si la hubiera como profesor de lenguaje. Es un filme veraniego, festivo, colorido, espectacular, que cuenta con la fotografía en scope de Frank Stanley, que aprovecha los exteriores para engolosinar la vista y la percepción del espectador. Merece una urgente revisión.        

"Las locuras de Igby" (2002) de Burr Steers. Igby ( Kieran Culkin) es un niño millonario que está harto de llevar el sentido de su vida adonde quiere su excéntrica familia. Azotado por los golpes del destino, intenta cambiar su existencia viviendo de allegado en la casa de ambos artistas, refugiándose de los sobre protectores brazos del dinero, aunque ello le lleve a reconocerse débil, algo inmaduro, fuerte e irónico. El director lleva con buen pulso narrativo esta historia, apoyado en estupendos diálogos, buen empleo de la puesta en escena y notables actuaciones porque Kieran Culkin y Claire Danes, están estupendos. Es un drama con visos de comedia juvenil que nos vuelve a hablar de la soledad, las ambigüedades del materialismo, la desconfianza, la espiritualidad con la lucidez de la objetividad. Completan el elenco: Jeff Goldblum, Susan Sarandon, Amanda Peet, Bill Pullman y Celia Weston. 

"Descubriendo Nunca Jamás" (2004) de Marc Forster. Esplendida adaptación acerca de la amistad del escritor J.M. Barrie creador de "Peter Pan" con la viuda y sus hijos que originaron la obra teatral original. Johnny Deep y Kate Winslet, están brillantes, aunque el niño Freddie Highmore se "roba" por momentos la película y es descubierto como actor innato para la gran pantalla. Magnifica recreación de época minimalista y que le saca partido a los efectos especiales y a los ambientes de manera muy inteligente. Emociona y crea un sentido de paternidad asombroso, porque la película asume este tema con un subrayado lirismo y sensibilidad. Extraordinarias colaboraciones de Dustin Hoffman y Julie Christie. 

"El regreso de Mary Poppins" (2018) de Rob Marshall. La tardía secuela al gran clásico del musical Disney, ahora con Emily Blunt, Lin Manuel-Miranda y una colaboración del nonagenario Dick Van Dyke, protagonista central de la versión inicial y de la octogenaria Angela Lansbury. Es todo un tópico, defender la casa y la dignidad de la familia, pero aquí se cuela también, la idea de unos niños demasiado maduros para una época victoriana muy conservadora y dependiente. El discurso sobre el ahorro bancario y la fuerza de las moles del poder económico que cohabitan inmersos en la ciudad, adquieren parangones de trivialidad familiar. Por lo demás, es una película "bonita", dulce y algo retro, pero nunca tanto. Para pasar un grato momento en familia como quería Papa Disney.    

"Chicos buenos" (2019) de Gene Stupnistky. La premisa de esta comedia loca canadiense está en la figura del niño actor Jacob Tremblay de "La Habitación" y "Wonder". Porque lo que nos presenta es una comedia infantil afinada para reflejar estos tiempos de ansiedad convulsiva. Al chico se le destruye el dron de su padre y tiene determinado tiempo para recuperar de alguna forma el aparato, negociando su restitución con unas chicas ansiosas de drogas, que, para males mayores, les introduce junto a sus queridos amigos, con un traficante de alucinógenos de armas tomar. Todo en plan aventuras divertidas y gags visuales escabrosos, como el tipo que creen ser pedófilo y resulta un fetichista de muñecas inflables. La idea es acerca de la amistad que quedara para siempre en el recuerdo de la infancia, pero también sobre las responsabilidades que se tomaran con la madurez y el tiempo. Diversión a destajo si aceptan el lenguaje algo procaz de los muchachos y sus salidas de madres con los narcos de la comunidad. Muy de estos tiempos.   

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Afiche de la original película sueca.