Quien ama la vida, ama el Cine.

Quien ama la vida, ama el Cine.
El cine es como la vida,pero vista a traves de la subjetividad de un lente.

viernes, 15 de noviembre de 2019

LOS DIRECTORES / SERGEI BONDARCHUK Y ANTHONY MANN :

Dos miradas distintas de ver el mundo.


Probablemente es la película más costosa del cine ruso de los años setenta del siglo pasado. Una elocuente manera de rodar los acontecimientos históricos que culminaron con el poder de Napoleón Bonaparte contra los británicos, y que está efectuada por un director soviético olvidado como Sergei Bondarchuck, y un productor italiano de reconocida trayectoria como lo fue Dino de Laurentiis. De ambos y sobre el genial director norteamericano Anthony Mann, escribimos en la siguiente entrada del blog. 


La derrota en el holocausto bélico más elocuente de la historia del cine.


"Waterloo" ( 1970 ) de Sergei Bordanchuck. Probablemente no exista en este período de la historia del cine ( 1960-1970 ), una película más gigantesca y elocuente respecto a la construcción de sus escenas bélicas y su majestuosa espectacularidad, que ésta, una coproducción rusa-italiana que tuvo su impacto entre los aficionados aunque no le fue en la taquilla popular, dada su tremenda y colosalista manera de exponer en detalle la derrota de las tropas de Napoleón frente a las estrategias británicas. Cierto. Es un remedo a las espectaculares producciones que ya nos tenía acostumbrada la factoría norteamericana e inglesa como la practicaran en su momento gente como : Cecil B.De Mille, Anthony Mann o David Lean. Sin embargo, todo lo que se escriba en estas líneas es poco, para enaltecer la puesta en escena, la asombrosa e impactante espectacularidad de las batallas y la recreación de época.  


Rod Steiger, que venía de las huestes del Actor"Studio de Nueva York, compone un rol a su altura: mesurado, discreto, volcánico, endiablado, taciturno, acosado por el fantasma de su hijo secuestrado en Austria y por una enfermedad incurable, con toda la carrocería dramática encima para dimensionarnos el "peso" que llevó sobre sus hombros este personaje histórico en un momento crucial. En una escena de la película durante una reunión de palacio, Steiger parafrasea diálogos que son para el bronce y luego nos conmueve hasta las lágrimas, con un rostro dubitativo que explicita el poder en su más ancha acepción.   


Orson Welles, en su etapa oblonda, manierista, sobre expresiva, colabora en la película con una breve aparición como Luis XVIII, dispuesto a dejarlo todo por el triunfo de la corona francesa y a expensas de sufrir el desencadenamiento de situaciones que parecen predecir el final de una época. Bondarchuk filma estas secuencias, como si se tratara de cuadros fijos de pinturas históricas hechas a pincel y mano alzada. Su gusto estilístico puede marear al espectador más detallista, pues cubre este período con un refinamiento estético deslumbrante y un lujo manifiesto en los escenarios barrocos que están para el éxtasis de los espíritus más revolucionarios. 


"Waterloo" está en las antítesis del filme histórico intimista. En eso, pesan los días del cine soviético revolucionario que iniciara Eisenstein con una capacidad abismante que lo colocó a la cabeza de los grandes directores de la historia de todos los tiempos. Bondarchuk no es Eisenstein, pero simula serlo con ahínco en el uso del cinemascope, en la textura y matización del color, en el empleo del montaje, y en la certificación simbólica de la muerte paulatina del imperio napoleónico. 


Christopher Plummer en uno de los mejores papeles de toda su extensa carrera, como el Duque de Wellington, está sublime, no ya para caracterizar la flema británica y su serie de ritos castrenses, sino para perfilar a un hombre estratégico, inteligente, astuto,  en el cenit de su poder dentro de la corona. Además, es el personaje que subraya mejor el mensaje pacifista que tiene la película, porque si bien triunfa en el campo de batalla, se ve obligado a cabalgar en medio de kilómetros de devastación y muerte de ambos bandos. 


La vena dramática de Bondarchuk, está potenciada por el choque de estrategias que mantienen durante el conflicto final que es clave para entender el ego de los personajes centrales, Napoleón y Wellington, también conocido como Arthur Wellesley. Esta lectura épica, soporífera, apenas sugerida por el director, atisba la metáfora de la pérdida y la masacre que habría de venir durante el desarrollo de los acontecimientos. Bondachuk muestra aquí su inconformismo autoral, demoliendo las bases de la épica tradicional para construir un alegato moral que escala posiciones con el transcurso del tiempo. No hay triunfos en la guerra. Sólo destrucción y muerte.


Visualmente , "Waterloo" es arrebatadora como reconstrucción histórica. Se nota la mano del productor Dino de Laurentiis, acostumbrado a financiar estas super producciones que absorben mucho tiempo, dinero y profesionales de primera categoría. Desde luego contribuyen al resultado final de la película, el fotógrafo Armando Nannuzi, que trabajó con Visconti; del músico Nino Rota que colaboró con Fellini, del editor Richard C. Meyer, cercano a Don Siegel y  George Roy Hill, y de los decoradores Emilio D"Andria ( "El Gatopardo" ) y Ken Muggleston ( "Oliver", "La Fierecilla domada"). 


"Waterloo" no es una película perfecta, porque tiene muchos baches dramáticos condicionados por la unilateralidad de los acontecimientos históricos. Sin embargo, es una producción colosalista muy interesante, arriesgada y superior a otras que circulan por ahí, porque Bordachuck examina como espectador, el desfile de los hechos para reconstruir los momentos más significativos y sin olvidar la meticulosidad de las tácticas militares desarrolladas en tiempos de guerra.     


Bondarchuk logró el Oscar a Mejor Película Extranjera dos años antes, con la adaptación de "Guerra y Paz".  En sintonía con aquella, utiliza los acontecimientos para mantener una tensión creciente que evita el aburrimiento, y sobre todo, asegurar la evolución de los enfrentamientos con una soltura natural que nunca deja de ser interesante.  


La puesta en escena de la batalla de Hougoumont, y posteriormente, la carga de los Scott Greys, la defensa y la Granja de La Haye Saite, están replicados con una minuciosidad asombrosa. Bondarchuck se influenció por la pintura del siglo XIX para alcanzar el perfeccionismo en las escenas en el campo de los altercados, como lo hiciera más tarde, para relatar otro trozo de la historia el genial Stanley Kubrick en su modélica "Barry Lyndon".   


Maestro de la logística más pragmática, Bondarchuk cincela con la maestría de un escultor dándole forma a su obra, los acontecimientos históricos conocidos utilizando más de 30.000 extras que representaron a los dos bandos que chocan entre sí. Se trata de una apoteósica forma de representar a dos gigantescos ególatras autosuficientes, que son enemigos y que mueven a sus tropas como si fueran las piezas de un juego de ajedrez.    


Es una película esencialmente visual que carece de alma, quizás conscientemente estructurada así por Bondarchuck, para evitar el dramatismo perverso que vulnera toda lógica de lo ilógico que resultan las guerras y el individualismo de sus reconocidos personajes. Sin duda, es una obra singular que merece una urgente reivindicación, pues tuvo un injusto fracaso en su momento en Europa y América. Este monumental registro audiovisual está para expresar lo angustiante que resultan los enfrentamientos humanos más extremos. Imperdible como espectáculo visual, que llamará la atención de adultos y jóvenes interesados en los hechos históricos más trascendentes.


Acerca del Actor.


Rod Steiger ( 1925- 2002 ). Hijo de una pareja de actores de vaudeville, y de ancestros alemanes y austríacos, que hicieron de él, la mayor constipación dramática sugerida por una carrera forjada desde las teorías de Stanivlavsky. Este resfrío intelectual lo terminó contagiando cuando ingresó como alumno al Actor"s Studio de Nueva York, después de una experiencia en la marina y en un grupo de actores aficionados. Su debut importante en el cine fue en el drama "Teresa"( 1951 ) dirigido por Fred Zinemann, desde el cual se abriría a todo tipo de roles especialmente complejos, volcánicos, de apariencia recia y también vulnerable. El papel decisivo de su primera etapa que lo llevó al éxito, fue el del hermano mayor de Marlon Brando en la clásica "Nido de Ratas" ( 1954 ), dirigido por Elia Kazan. Vinieron después sus roles como manager corrupto en "La caída de un ídolo" ( 1955 ), un buen filme boxeril; hasta su personaje central en el estupendo biopic "Al Capone" ( 1959 ), un magnífico filme B de Richard Wilson. A ellos sumaría indistintamente roles de carácter en el relato bélico "El día más largo" ( 1962 ); la interesante "El Prestamista" ( 1964 ); la comedia oscura "The Love One" ( 1965 ), el relato romántico y épico "Dr.Zhivago" ( 1965 ), y el drama urbano antirracial "Al calor de la noche" ( 1965 ), donde merecidamente obtuvo el Oscar como el sheriff Bill Gillespie en una desbordante actuación llena de matices junto a Sidney Poitier. De su carrera posterior, conviene no olvidar sus interpretaciones en : "Erase una vez en la Revolución", "El hombre ilustrado", "Waterloo", "Lucky Luciano", "Mussolini el ultimo año"; "La Casa Amityville", "El león del desierto" y "El pez gordo". Se mantuvo activo hasta sus últimos días en el 2002, cuando efectúo una comedia deportiva "Poolhall Junkies".      


Acerca del Director.


Sergei Bordachuck ( 1920-1994 ). Tal vez, el director ucraniano mas famoso en Occidente. Se inició como actor muy joven, en 1937, en el escenario del Teatro del Drama de Chéjov en la ciudad de Taganrog. Después pasó a la Escuela del Teatro Rostov. En 1942 debió interrumpir sus estudios por la invasión nazi, y participó en el Ejército Rojo, hasta que fue dado de baja en 1946. De 1946 a 1948, asistió al Instituto Estatal de Cinematografía de Moscú ( VGIK ). En cine, debutó como actor en 1948 y como director en 1959, con el drama Sudba cheloveka, que le valió el premio Lenin en 1960. También como intérprete en 1951, recibió la distinción máxima como Artista del pueblo de la URSS. Su fama como director, se debe principalmente a la super producción "Guerra y Paz" ( 1966-67), sobre la novela homónima de Tolstoi, cuyo metraje original supera las cinco horas y que terminó en siete años de intenso trabajo. Sin duda, recuperar el visionado de ésta película, como la que nos convoca hoy "Waterloo", que lo convirtió en el primer director ruso en realizar una coproducción internacional de gran presupuesto, nos significa acercarnos a una de las cinematografías más desconocidas por causa de la guerra fría. A expensas de satisfacer el hambre cinéfila, recomendamos estas estupendas películas reeditadas para dicha de los fanáticos en sendos DVDs.    


Acerca del Productor.

Dino de Laurentiis ( 1919- 2010 ). Quizás el productor de cine italiano más importante de la segunda mitad del siglo XX. Con un gusto refinado y desmadrado por el buen cine, y sobre todo por el cine popular, entendía a rajatabla la dinámica del negocio y adquirió una reputación internacional que no escondía en lo absoluto. Su éxito comenzó cuando concluída la Segunda guerra Mundial, produjo el drama en los molinos del Po, "Arroz Amargo" con una insuperable actriz, Silvana Mangano con quien se casó. Con el productor Carlo Ponti formó una sociedad con la que cosecharía sus frutos más apetecidos y que incluyen películas artísticas y comerciales como : "La Strada", "Mambo", "Ulises", "Un americano en Roma", "El Oro de Napolés", "La Tempestad", "La Gran Guerra", "Cinco mujeres marcadas", "El Juicio universal", "Barrabás", "El Proceso de Verona", "Pierrot el loco", "La Biblia", "El Extranjero", "Diabolik", "La batalla de Anzio", "Barbarella", "Waterloo", "Boccaccio", "Sérpico", "Mandingo", "King Kong", "El gran búfalo blanco", "Orca, la ballena asesina", "El Rey de los gitanos", "Flash Gordon", "Ragtime", "Halloween 2", "Conán, el bárbaro", "Motín a bordo", "La Zona muerta", "Duna", "Manhattan Sur", "Cazador de hombres", "Terciopelo azul", "Tai Pan", "Horas desesperadas", "Asesinos", U-571", "Hannibal" y "El dragón rojo".     



En 1957 junto a la actriz italiana Silvana Mangano, cuando eran un matrimonio feliz.



El western humanista,sicológico y reflexivo de un maestro.


"Horizontes lejanos" /"La curva del río" / "Bend of the river" ( 1952 ). La figura imberbe y larguirucha de James Stewart caracterizan los westerns más perfectos de Mann, desde el cual, innovó el género y arriesgó el clasicismo por un singular matiz sicológico que no desentonó con sus finos resultados. Glyn McLyntock ( James Stewart ) es un fuera de ley, buscando redimirse de un pasado delictual, y que está encabezando ahora una caravana de pioneros que viajan desde Missouri hasta las tierras de Oregón, para iniciar una nueva vida a las orillas del río Columbia. De un lado, está Emerson Cole ( Arthur Kennedy ), su viejo amigo que le quitará a su chica, Laura Baile ( Julie Adams ), también le usurpará su seguridad, pero sobre todo, su dignidad que recuperará cuando defienda sólo, lo que le pertenece.  


Adaptación de una historia del especialista Borden Chase, que sobresale por su modélica estructura narrativa y su estilizadísima fotografía de Irving Glassberg, y el gran montaje de Russell Schoengarth que evita los ripios visuales y acentúa el suspenso interior que tiene el conflicto. Es un western espléndido que ilustra la mejor etapa de Mann, atento observador de los conflictos emocionales y humanos para lubricar una gran historia, que se deja ver además, por sus magníficas actuaciones que completan los característicos : Jay C.Flippen, Henry Morgan,Royal Dano, Rock Hudson - en un rol secundario- y la rubicunda Lori Nelson.  


No hay que ser mago para entender este triángulo amoroso que es también moral y humano. Mann establecía las porciones territoriales de sus personajes, en virtud de caracteres en constante contraposición sicológica y social, donde a la acción de sus supuestos, imponía la reacción emocional de los mismos.


"El precio de un hombre" /"Colorado Jim" /"The Naked Spur" ( 1953 ). No hay redención según Mann, sin una cuota de sacrificio, O mejor aún, no hay ninguna posibilidad de redimirse de las culpas pasadas, con sólo esforzarse por lograr éxitos materiales. Esto explica la insistencia de Howard Kemp ( James Stewart ), un hombre de turbio pasado convertido en cazarrecompensas, que va tras los pasos del asesino Ben ( Robert Ryan ), cínico y taimado, intentando corregir lo incorregible y sufriendo toda clase de pesadillas, delirios y un trauma amoroso, para completar el perfil de un ofuscado hombre perseguido por sus propias culpas. 


Luchando cuerpo a cuerpo aparecen Ralph Meeker y Robert Ryan. /  La triada que le acompaña a Kemp en este vigoroso drama que es también un western, está expuesta con claridad : hay un vejete que siempre busca oro como el perro busca huesos, una chica atendible que es la novia del villano y un oficial renegado que termina por renegarse así mismo. Mann limpia el paisaje de todo vestigio de civilización, para subrayar lo humanamente sensible, que es lo que finalmente le interesa, y dota a su película de una fuerza emocional interior brillante, al trasponer el duelo entre el jovencito de la historia con el villano, para mostrar el esfuerzo que significan al hombre los distintos obstáculos que le impone la naturaleza : vadear peligrosos ríos, sortear tormentas y  moverse con sigilo en cuevas y caminos agrestes. Siempre en la perspectiva de insinuar que no hay nadie más poderoso que Dios.


Como en toda la filmografía de Mann alusiva a este género, su trazo sicológico de los personajes del relato, es perfecto. Su cine está hecho del detallismo de los caracteres y por lo mismo, cada plano que acentúa las miradas, los silencios y los gestos de los intérpretes, sirven para armar un panegírico sustancioso,vitalista, realista, y sensible. Juega un papel preponderante en la historia, la belleza de los paisajes, muy bien fotografiados por el experto William C. Mellor que reproduce las Montañas Rocosas y Durango en Colorado, como si fuesen pinturas. En resumen, otro western magnífico de Mann, efectuado con toda la sabiduría de un observador atento del comportamiento humano.     

"El hombre de Laramie"/"Hambre de venganza" /"The man from Laramie" ( 1955 ). Imposible desentenderse del potencial innovador que dio Mann al western. Otra buena muestra de ello, es esta potente historia de odio, venganza y redención, que vuelve a interpretar James Stewart, aquí como Will Lockhart, un capitán retirado que carga la cruz de la muerte de su hermano por traficantes de armas que promovieron la escaramuzas violentas de los apaches. El relato se abre con la azarosa incursión de Lockhart cargando un pedido de la joven Barbara Waggoman ( Cathy O"Donnell ), de quien se enamora y que es la sobrina del terrateniente del pueblo, Alec Waggoman ( Donald Crisp ), asediado por pesadillas recurrentes donde uno de los suyos le traiciona y le dispara por las espaldas. Mann en quince minutos describe a los personajes y establece el conflicto de orden familiar : Lockhart es un tipo no deseado en el lugar, un afuerino con un carga emocional muy contradictoria, que viene a trastocar el aparente orden establecido, dominado por la figura del ganadero, que a su vez es golpeado por su propio hijo y el administrador de sus negocios, Vic Hasbro ( Arthur Kennedy ), que le ocultan negocios ilícitos efectuados con los indios. Suma para la raya, Mann interrelaciona las obsesiones de poder con las de venganza, y potencia desde ahí, el drama sin dejar de lado las motivaciones de sus personajes centrales. 


Las traiciones y dobles vueltas de tuerca aceleran el choque entre los personajes de la película. Mann nunca deja de impresionar porque en cada momento otorga al espectador un simbolismo poético en sus imágenes. Por ejemplo, el duelo entre el jovencito y el villano ocurre en lo alto de un acantilado, y no es sólo por intereses prácticos de un guion perfecto, más bien, corre en paralelo a la idea del ajuste de cuentas que incentiva a Lockhart a continuar con su misión.  


El primer amedrentamiento a Lockhart y sus muchachos cuando le queman las carretas que transportan sal, y le matan sus mulas, está acentuado por Mann con el simbolismo del fuego. Dentro de esta secuencia, Lockhardt subraya su odio, para duplicar el objetivo de su viaje, sin duda, que es también sinónimo de una redención que sólo llegará hacia el desenlace. Se trata, por cierto, de un western modélico, complejo y visceral, muy bien narrado, actuado y fotografiado, pero sobre todo extraordinariamente bien montado. La cuna de la perfección del mejor período de Mann como director excepcional. 


El elenco de intérpretes ( de izquierda a derecha ): James Stewart, Cathy O"Donnell. Donald Crisp, Aline MacMahon, Arthur Kennedy, Alex Nicol, Wallace Ford y Jack Elam.


Acerca del Actor.



James Stewart ( 1908- 1997 ). El actor norteamericano recordaba con afecto los buenos tiempos cuando se hacía cine desde el amor apasionado que tenían por este arte, los maestros Alfred Hitchcock, John Ford y Frank Capra. Esa fue la última vez que vino a Chile. Viajaba al Sur, en un tour para recorrer el paisaje que sentía cautivante y hermoso. Medía más de 1, 85 y le acompaña su esposa de toda la vida. Estaba disfrutando de la tercera edad y se notaba de veras, para dejarnos un bonito recuerdo de sus años mozos cuando se refirió al talento de estos tres grandes realizadores. Era larguirucho, extrovertido, directo, y con un rostro de tener puros buenos amigos. Stewart cimentó una carrera en base a su esfuerzo personal, mucho talento, aceptando los riesgos del negocio, y mostrando a través de los años, un potencial histriónico y una versatilidad a grados superlativos. Podía reír a carcajada limpia si la escena así lo requería, ofuscarse creando gran tensión, o someterse a la instigación de un drama pendenciero. Todo lo hacía posible en la gran pantalla y casi siempre muy bien. Desde sus primeros papeles importantes en "Vive como quieras", "Caballero sin espada" o el clásico navidelo "¡ Que bello es vivir !",  hasta el alegato belicista "The Mortal Storm", o la gran comedia de situaciones "Historias de Filadelfia", el flaco Stewart fue un actor muy cercano a la gente porque nunca ocultó su vulnerabilidad. De sus mayores registros, me quedo siempre con sus actuaciones en : "La Soga", "La ventana indiscreta" y "Vértigo" de Hitchcock, y los westerns que hizo para Anthony Mann, algunos comentados en esta entrada. Y también su entrañable papel en "Lanza rota" un western proindigenista de Delmer Daves, el papel de "Botones" siempre con la cara pintada como médico y payaso en fuga en el clásico circense "El espectáculo más grande del mundo", su remedo dramático y musical a Glenn Miller en "Música y Lágrimas", su paternalista cowboy acordeonista de "Noche trágica", su abogado pacifista metido en el salvaje código del far west en "Un tiro en la noche", o el abogado más conspicuo y menos complaciente de "Anatomía de un asesinato", o el rudo pero amistoso marshall de "Dos cabalgan juntos" o el empedernido sheriff Wyapp Earp en "El ocaso de los cheyennes". Recuerdos infantiles más entralables tenemos con Stewart en "Harvey", la del conejo gigante invisible ( ¿ la recuerdan ? ) o "Querida Brigitte", como un padre sorprendido por la vehemencia de un hijo que idolatra a Brigitte Bardot. Los viejos tiempos del cine con el insuperable flaco Stewart, quedan para siempre en las imágenes de una película. 

Como Jefferson Smith, el guía de los scouts en "Caballero sin espada"/"Mr Smith Goes to Washington" de Frank Capra,  que termina denunciando la corrupción política en el Senado de los Estados Unidos. Es una película que ningún un político o estudiante del ciencias jurídicas debería perderse y está a tono con la contingencia nacional. 

Como el padre compungido por las deudas que es rescatado por su ángel de la guarda en el clásico navideño "Qué bello es vivir"/"It"s a Wonderful Life" de Frank Capra.

En "Winchester 73", otro de los grandes western de Mann, que le sigue la pista a un rifle usurpado para dibujar distintas tipologías de personajes singulares.

En un amor necrofílico en "Vértigo" de Alfred Hitchcock, con la bellísima Kim Novak.

Intentado pacificar el far west con el estudio de las leyes en el clásico "Un tiro en la noche"/"El hombre que mató a Liberty Valance" de John Ford.



Acerca del Director.


Anthony Mann ( 1906- 1967 ). La crítica lo especifica : Uno de los rasgos más impresionantes de la filmografía de Mann, en el cuarto de siglo que va de 1942 a 1967, es su voluntariosa manera de trasladar los mismos temas desde las planicies del Oeste hasta la vieja Roma o los dominios del Cid Campeador, sin perder nunca estilo y coherencia. Cumplidor a cabalidad de las de las exigencias de la industria, pudo sin embargo, mostrar un mano propia a través de una minuciosa forma de entender el relato cinematográfico. Todas sus películas ( sobre todo, sus westerns ) nos obligan a reconocer un artista que profundizó en la conciencia de sus personajes para hablar sobre los temas que le preocupaban. En el ciclo de westerns, es clara la insinuación moral de ribetes trágicas, donde el padre, ya sea terrateniente, patrón o bandolero, tiene un Caín en la descendencia y que para reemplazarlo, o bien hay un huérfano, o un capataz, un desheredado o un rebelde, que deberá reconvertir la estructura social y familiar. Como aseguran sus estudiosos, en el cine de Mann hay un hombre que siempre busca al padre, que se enfrenta con sus hermanos y que redime su destino por la violencia. Notables características de un maestro del cine de acción moderno. 



La colaboración de Mann con el actor James Stewart a través de cinco westerns inolvidables, supuso uno de los trabajos mas fecundos de la historia del cine, porque descubrió al intérprete su lado más oscuro, histérico y vulnerable. 


Fotos-Gentileza : Universal Pictures- Paramount Pictures- Columbia Pictures- Archivo.



Lobby card de "Waterloo" de Sergei Bordachuck.



Afiche de "El hombre de Laramie" de Anthony Mann.


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