Quien ama la vida, ama el Cine.

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El cine es como la vida,pero vista a traves de la subjetividad de un lente.

sábado, 19 de abril de 2025

NUEVAS RAREZAS DEL CINE DE TODOS LOS TIEMPOS:

Desde la otra esquina.

"La Mujer Poseída"/"Possession"(1981) de Andrzej Zulaswki, parece ser un istmo en el cine de terror intelectual. Como esta película inolvidable, hay otras que merecen repasarse para gloria de los aficionados a las cintas cult, freak o marginales, que comulgan fuera del sistema y se van por el frente del cine más comercial. De todo eso, escribimos en esta nueva entrada del blog. 


El cine hecho "entre comillas".

"Arlequin" (1980) de Simón Wincer. Primera película conocida en Chile del director australiano, que después destacaría por producciones como D.A.R.Y.L. y la serie western "Paloma Solitaria". Robert Powell ("Jesús de Nazareth") es un arlequín, un payaso del juego del póker, que aparece para salvar a un niño leucémico, hijo de un hombre que se candidatea para presidente. Este hecho le sirve a Wincer, para efectuar un relato fantástico que es más débil en este contexto que en su trasfondo social, o sea, la demostración de la corrupción que existe cuando hay intereses creados en los políticos. ¿No nos suena a cuento parecido?


Es una película en verdad muy alucinante en su singular misticismo, afín con la magia y la imaginación infantil, que incluye escasos efectos visuales acentuando en proporción adecuada los planos subjetivos y los hechos simbólicos, y sacando el máximo de partido a la figura de Powell, que no por nada interpreto antes la figura de Cristo. Es un cuento con una figura casi extraterrestre que encanta y desconcierta y que es propia del cine fantástico más afín con la era actual. Muy entretenida. En roles destacados participan, además, David Hemmings, Carmen Duncan y Broderick Crawford.   


"Las locas aventuras de Erik, el vikingo"(1989) de Terry Gilliam. Como en sus filmes anteriores, "Aventureros del Tiempo" y "Aventuras del Barón Munchausen", el realizador ingles proveniente de los "Monthy Python", elabora una historia satírica sobre los hechos que llevaron a una aldea vikinga a extender sus dominios hacia otros territorios. Tim Robbins interpreta a Erik, el líder de una tribu de descarriados y brutales conquistadores, que se embarcan buscando el sol ausente. La travesía los llevara a vivir todo tipo de aventuras, como: el ataque de un dragón que vigila en la espesura de la niebla, las puertas del abismo que se abren a los estornudos del monstruo, el viaje a Hy-Brasil una especie de Atlántida alegre y pictórica y la sumisión ante los abismos del mundo y frente a los dioses del Olimpo.


Curiosamente, la película funciona muy bien en su desenfrenada historia llena de ironía, chistes escatológicos y tomaduras de pelo más o menos concebidas. Hay grandes exteriores rodados en Malta, Noruega y Gran Bretaña, así como también, dardos directos a la política británica del periodo de Margaret Thatcher, y a ciertos defectos del pueblo inglés. Tiene un buen sentido del ritmo y chispeante picardía, y algunas escenas antológicas como aquella en la Tierra de los Dioses cuando las estrellas caen a la Tierra transformándose en un sendero estelar de brillante sinfonía. Ojo con la intervención del veterano Mickey Rooney, que colabora en un breve pero notorio rol.   


"Bajo la piel" (2013) de Jonathan Glazer. Cada cierto tiempo en el panorama del cine mundial, aparecen unas rarezas que atrapan por su originalidad y sensibilidad narrativa. Aquí la conocida actriz norteamericana Scarlett Johansson, apartándose de las producciones A, con solventes efectos especiales y elencos multiestelares, se acomoda a la marginalidad de una película independiente serie B, desarrollada con una cámara en mano, que como escenario tiene las calles y avenidas de una ciudad, para contar desde su pura experiencia personal, el bagaje de una chica haciendo autostop para atrapar a sus víctimas y reducirlas a la nada extraterrestre.       


Glazer jamás traiciona el formato de cine barato, hecho a medida de los pocos medios existentes, pero que encaraman su propuesta a estatura universal, gracias al despojo de diálogos y acciones disruptivas, para concentrarse en la figura sensual de Scarlett, que transita por un espacio acuoso para extraer toda la energía vital de hombres solitarios, en búsqueda de alguna experiencia sexual fetichista. Es una gran película de fantasía y terror alienígena, con un contundente final, donde la actriz muestra la verdadera oscura imagen de su ser. Inolvidable.       


"La Mujer Poseída"/"Possession"(1981) de Andrzej Zulaswki. Otra gran película para paladares exigentes, que se constituyó en una gran sorpresa cuando se estrenó en el desaparecido Cine Astor a principios de los años ochenta. Isabelle Adjani pierde a su amado marido Sam Neill, y en su descomposición sentimental, mental y física, sin quererlo asumir, va reconstituyendo la imagen de éste en una mantarraya, que habita en un oscuro edificio de departamentos. Especie de metáfora sobre la pérdida del amor conyugal, es también una escapada metafísica sobre la dualidad de la realidad-ficción y el fetichismo de los clones, que habrían de invadir la pantalla grande décadas más adelante.      


El realizador polaco no se guarda ningún antojo, y acentúa el horror domestico con las alteraciones sucesivas que ira sufriendo la Adjani en un proceso de entrega sexual y sensual al monstruo que terminará transformándose en la imagen de su marido. La Metamorfosis de Kafka campea a lo largo del relato, aunque uno intuye que la película terminará en otros derroteros más escabrosos y compulsivos. Con escenas fuertes y asombrosas, esta película todavía permanece como uno de los grandes estrenos de horror de los años ochenta nunca bien ponderado. 


"La Casa"/"House" (1985) de Steve Miner. "New World Pictures" estreno esta divertida película, que fusiona el terror domestico con la comedia de situaciones a la americana y que tiene algunos aciertos en las actuaciones y en la puesta en escena. Producida por Sean Cunningham de "Martes 13", con guion de Fred Dekker, artesano menor de "El terror lama a su puerta" y "Escuadrón Anti-Monstruo", y dirección de Steve Miner, de los "Martes 13" también. Roger Cobb ( William Katt de la serie ochentera "El gran héroe americano"), es un escritor famoso con una serie de traumas no asumidos: ha perdido a su único hijo, esta divorciado, fue un exsoldado en Vietnam, y perdió a su mejor amigo en medio del conflicto. En realidad, el destino le ha preparado una soledad no deseada e intenta crear una nueva obra, a partir de su experiencia bélica en la búsqueda de expurgar las culpas de su pasado. Decide entonces, vivir en la vieja casona de su tía abuela que se ha suicidado sorpresivamente. Ni un obeso vecino ( George Wendt), ni el Sr. Parker (Michael Ensing), agente de bienes raíces, le sacaran del trauma, cuando se tope con un asqueroso y repugnante monstruo salido del más allá.       


La creatividad basada en lo leído y visto sobre una dimensión desconocida, permiten que el filme nunca pierda interés, y pese a su modestia, logra entretener más de lo que, comúnmente esperamos de estas películas de serie B. Asumida con un jocoso humor yanqui, mantiene a raya sus defectos, transformando todo el embolado en algo ameno y muy divertido. Esta ideal como pasatiempo para un fin de semana que permite matar el ocio.    


"Mal Gusto"/"Bad Taste"(1987) de Peter Jackson. Que una invasión alienígena haya servido de caldo de cultivo para iniciar la carrera profesional del realizador neozelandés de "El Señor de los Anillos" y "King Kong", parece una mentira. Pero aquí está la prueba innegable con todos su defectos y virtudes: una cinta amateur, exagerada, escatológica, gore, asquerosa, divertida, sinsentido, atosigante, original, innovadora... Y créame, que fue toda una película cult en su momento para apetitos freaks. Con unos amigos la encontramos para arrendarla en VHS en un Videoclub ubicado en la Plaza Arturo Prat. Era el único lugar en Talca, donde podías acceder a la copia en video, para conocerla y descubrirla. Fue un título fetiche de aquellos años.        


"Mal Gusto" debemos entenderla desde la admiración más obsesiva de un joven realizador de Nueva Zelandia, que llevo y transformó los paisajes de su país, en los escenarios de la adaptación más perfecta de los relatos de J.R.R.Tolkien. Película en plan chascarro, excesiva, aguda, expansiva, rara, logra golpear la catedra del cine intelectual por un cine visceral, que se rueda por pura pasión cinéfila.  



Una obra excepcional.

"Leólo"(1992) de Jean Claude Lauzon. El profesor y critico Julio López Navarro escribió: "Este barroco y alucinante itinerario al interior del alma de un niño constituye una de las obras más poéticas y subjetivas del cine de los noventa, caracterizándose por una desenfadada actitud frente a los convencionalismos formales del cine, y una exacerbada fantasía que recorre con vigoroso lirismo, los tortuosos laberintos del alma humana". El relato se centraliza en las vivencias del pequeño Leólo (Maxime Collin), que anota en su libreta de apuntes todas sus impresiones acerca de su insólita familia, un cuadro esperpéntico de fisonomías humanas rayanas en la locura, la obsesión y el miedo.


Su imaginación desbordante lo impulsa a creer que ha sido fecundado por un tomate italiano putrefacto. Solo su obesa madre ( Ginette Reno) es la única cuerda dentro de su familia, que también integran: Fernand (Yves Montmmarquette), un hermano mayor físico culturista demasiado atemorizado por una personalidad débil y poco curtida; Nanette (Marie Helene Montpetit) una hermana larguirucha y miope que hace tiempo comulga con la locura; Rita (Genevieve Samsom), una pelirroja gorda y tímida, que no tarda en caer en un cuadro catatónico rodeado de bichos amaestrados y alumbrándose con velas. También esta su abuelo (Julien Giomar), brusco y desmadrado, que se excita con sus incursiones en la bañera con el amor de Leólo, su joven vecina Bianca ( Giuditta del Cecchio), a quien relaciona como parte de su "natal" Sicilia, y su obeso y bajito padre, que por su rostro es un tipo bonachón, pero de un buenos días y adiós.    


Los personajes de Lauzon, están basados en miembros de su propia familia. El recordado cineasta canadiense, dijo en una entrevista: "En la película todo se aproxima bastante a mi propia familia. Tengo una hermana que es epiléptica. Tengo un hermano físico culturista y además, una hermana obesa y mi madre que también era bastante gorda. Son ellos realmente, por lo tanto, aunque los muestre crudamente en la película, lo hago también con mucho amor. Cuando ellos la vieron se rieron bastante. Aunque aparecen muy desmejorados, ellos reconocen sus propias ternuras. De hecho, la película ya estaba en mí, antes que yo me percatara de lo que quería contar. Quede muy satisfecho con el resultado".   


El filme por una parte recuerda el universo de Fellini, con sus abigarrados personajes como extraídos de un libro de comics para adultos. Por otro lado, también tiene algo de "El Tambor" de Volker Schlondorff, al contar la historia desde la mirada de un niño en conflicto con su propio hábitat. De ninguna manera se trata de un universo equilibrado y complaciente, sino más bien, tiene que ver con el delirio, la anarquía, la soledad, la masturbación y el miedo. Todos elementos fusionados en una mirada extraordinariamente dinámica, asertiva, inconformista, que derriba las constantes del típico cine infantil de entretención de masas. Por lo demás, sus temas son tratados desde la adultez, con escenas que pueden resultar escabrosas, pero que se condimentan con la ironía y la insatisfacción de un niño y su mundo más inmediato.  


Como destaca Navarro "Lauzon no elude el extremo subjetivismo, preocupándose de ahondar en el interior de los cuerpos y los sueños a objeto que, desde esa inmersión, el espectador pueda trazar paralelos con su propia existencia". El camino asumido por el cineasta, le permite organizar imágenes absolutamente dispares que van desde el esteticismo más refinado hasta visiones de tosca factura. Todo para enquistar una reflexión poética original e innovadora, que rompe con los clásicos clichés del cine con niño. 


En la banda sonora también hay una expansión de estilos y formas, desde la música original de Gregoire, pasando por temas de Tom Waits, The Rolling Stones, Gilbert Becaud, compositores árabes y musica coral religiosa. Todo en determinadas imágenes que puntean o subrayan las acciones más importantes del relato. Sin duda, que estamos frente una obra excepcional, distinta, sorprendente, inigualable, que transita por el filo de los desbordes mentales y oníricos de un niño acicalado a una vida de impuesta medianía, marginal y autodestructiva. "Leólo" es una pequeña gran obra maestra, seleccionada en el Festival de Cannes de 1992 y que obtuvo la Espiga de Oro en la Seminci de Valladolid en España. No la dejes pasar por alto.   


Jean-Claude Lauzon (1953-1997). Cineasta canadiense cuya primera película "Un zoo, la nuit" (1987), se presentó en Cannes y fue ampliamente alabada por la crítica mundial. Su segundo largo "Leólo", logro la ovación en Cannes, con ese sesgo semi autobiográfico y esa mirada algo inconformista y poco complaciente. Lamentablemente, el 10 de agosto de 1997, efectuando unas tomas para su nueva película, murió en un accidente de helicóptero. Su paso por el cine fue muy fugaz, pero dejo dos grandes películas que siempre recomendamos descubrir, por su pericia narrativa y su absoluta originalidad.    


Una obra desconocida.

"El hijo adoptivo"/"The adopted son"/"Beshkempir" (1998) de Aktan Arym Kubat. Es cine de Kirguistán, absolutamente remoto, y por lo mismo, desconocido. Una historia infantil casi inicial, que nos demuestra que, hasta en territorios agrestes, el cine étnico logra encapsular la cultura y el patrimonio de toda una nación. Esta rodada en un expresivo blanco y negro y casi toda en exteriores rurales, lo que le da una identidad territorial innegable. 


El relato se acomoda a las vivencias de un niño de doce años, Beshkempir, adoptado por cinco mujeres mayores en una aldea kirguisa. Entrar en la pubertad, según su abuela, la vida se descontrola y parece desenfrenarse. La vida cotidiana del muchacho parece ir entre juegos con sus amigos, hacer tonterías, reírse del sexo, e ir al cine al aire libre. A su vez, el joven trabaja, pesca y fabrica ladrillos de barro y empieza a fijarse en las chicas. En este proceso de maduración natural se pelea con su mejor amigo y descubre con consternación sus verdaderos orígenes.   


Una sorpresiva muerte en la familia le obliga a proceder con mirada de adulto respecto al mundo que le rodea. En esta transmutación debe aprender a secarse las lágrimas, acompañar el cortejo fúnebre y abuenarse con su amigo. El filme es una joya del minimalismo, notable como narración realista del paso de la infancia a la adolescencia, pero también como un fiel retrato del costumbrismo rural de toda una cultura lejana y desconocida.  


El relato gira en torno a este joven púber abandonado a su suerte como la mayoría de los chicos de su pueblo. Sus amigos, Tekine, Adyr y Bakyt, aprovechan el ocio para dar rienda suelta a sus iniciativas, fabrican ladrillos de arcilla, rastrean abejas para descubrir la ubicación del enjambre, espían a una mujer obesa que se cura con sanguijuelas y se convierten en mensajero de un joven proyeccionista de cine al aire libre.   


También juegan moldeando en el suelo el cuerpo de una mujer desnuda y simulan la penetración en un claro indicio de su despertar frente al sexo opuesto. Todos estos comportamientos terminan por irritar a sus padres, quienes no soportan que el niño no tenga una actitud más adecuada afín con los deberes que implican las labores del campo. Los planteamientos del filme tan singular versan sobre el neorrealismo, pero en su narrativa funciona exclusivamente el sentido anecdótico, las viñetas costumbristas, el detalle caracterológico y el apego a un naturalismo semi documental.    


La película resulta transformarse en un gran estudio etnográfico, que logra sensibilidad en el tratamiento de las escenas con niños, siempre espontáneos y dispuestos a aparecer tal cual son, sin artificios o maquillajes. Además, existe un tratamiento decididamente humanista en las acciones, sin caer en retoricas o subjetivismos literarios.   


Desde su modestia rural, se trata por cierto de una película extraordinaria, significativa, valórica, llena de momentos cotidianos, lo suficientemente singulares como para romper con el registro específicamente documentalista de los filmes de puro registro. Uno de los grandes títulos para consumar la belleza de una cultura desconocida y que en algo más de 70 minutos, se vuelve realmente asombrosa y muy interesante.     


"El hijo adoptivo" nos permite acercarnos a una exuberante experiencia, donde el despertar adolescente va de la mano del registro de un mundo lejano a las tecnologías y el consumismo más aplastante. Como si tratara de mostrar el sentido patrimonial de esas familias ancestrales, que luchan por no ser domesticadas por la mirada occidental y se manifiestan localmente detenidas en el tiempo y el espacio de una Asia rural, aun por descubrir en la esencia de sus valores y costumbres. Novedosa experiencia fílmica.  


Una obra maestra.

"El manuscrito encontrado en Zaragoza"(1965) de Wojciech Has. Es una de las películas veneradas por Lucas, Spielberg, Coppola, y un antecedente directo del cine simbólico, atípico, inusual, desconcertante y pintoresco. Una verdadera caja china, que, a cada paso en sus seis niveles de lecturas, eleva los supuestos de la narración infinita, que es una invitación a efectuar un viaje hacia el interior de una España napoleónica, fantasmagórica, mística y espiritual. El capitán Alfonso interpretado por Zbigniew Cybulski, recién llegado a Madrid, descubre que ha sido destinado a grandes empresas por lo que deberá sortear numerosas pruebas, que son aventuras desarrolladas bajo la influencia de un cabalista y un matemático. Explicar el detalle de cada acción, es meterse de lleno en un laberinto surrealista y fantástico, que condiciona situaciones románticas y picarescas, que incluyen duelos a capa y espada.       


El relato está supeditado a dos géneros bien específicos, que coquetean con el fantástico y sobrenatural en su dimensión más visceral, atochado de cajas chicas, cada una que se sobrepone a la otra, y la pasión, las dobles vueltas de tuerca, la traición y las aventuras más tipificadas a la época y a las costumbres de otras eras. La tenebrosidad de ciertas secuencias alcanza lo magistral gracias al correcto uso del expresivo blanco y negro.   


Además, cada acertijo narrativo nunca está resuelto del todo, por lo que su espesa densidad atrapa al espectador más avezado, que se deja seducir por su extraordinaria forma de graficar el erotismo sin límites con la aparición de dos lascivas princesas lésbicas y sus respectivas cortesanas. En este juego de espejos, nada es lo que aparenta ser. Así, la sorpresa de adueña de la trama y resulta encantadoramente atractiva y original.  


La película obliga a dejarse llevar, sin tener una brújula que te oriente hacia algún destino. Entre tramas laberínticas y paisajes surrealistas, el relato se vuelve atractivamente sugestivo y misterioso. Se trata de una locura genial, que adapta una novela francesa para reformular el cine fantástico en sus infinitos logros y expansiones creativas.    


En España hemos sabido de la exhibición de un ciclo este año, con nueve largometrajes de Wojciech Has. Es el momento entonces, de ponerse al día, y revalorizar esta obra maestra del cine polaco que obliga a conocer más de la filmografía de este casi olvidado cineasta europeo. Muy valiosa.  


Fotos Gentileza: Gaumont Pictures- Ace Productions- SF Svensk Filmindustri- Wingnut Films- New Zealand Film Comission- Les Productions du Verseau- Canal Plus- Noé Productions- Kamera Film Unit- Archivo. -



Caratula del DVD de la película canadiense "Leólo".


Afiche de la película polaca "El manuscrito escrito en Zaragoza". 



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