Quien ama la vida, ama el Cine.

Quien ama la vida, ama el Cine.
El cine es como la vida,pero vista a traves de la subjetividad de un lente.

viernes, 22 de noviembre de 2019

ESTAS PELICULAS EXTRAORDINARIAS PARA REVALORAR :

Sólo Cine, siempre Cine.


"El Samurai"( 1967 ) con Alain Delon, debe ser una de las películas más hipnóticas de la historia del cine, porque utiliza como pocas, el lenguaje del audiovisual escarbando en el valor que tienen los silencios, la ausencia de diálogos, el sonido, la música, la tensión por sobre la acción, y una notable recreación de los ambientes nocturnos cuneteros. Su director Jean Pierre Melville, está considerado como el maestro del policial francés, pero es más que eso. Acerca de esta gran película y otros clásicos inolvidables va esta entrada del blog. 


Cine negro en color.


"El Samurai" ( 1967 ) de Jean Pierre Melville. Regalarse un festín con esta película considerada pieza de culto, es darse un baño de intelecto narrativo, audiovisual y estético insuperable. Más allá de los cientos de tratados históricos que hablan sobre ella, está su modernidad en el propio concepto de hacer cine y por amor al cine. Melville utiliza su fórmula con una sensible prudencia, para acentuar el valor que tiene la imagen, las insinuaciones de los comportamientos de sus personajes, las motivaciones encubiertas por una gruesa capa de suspenso y tensión, donde invariablemente caerán los buenos pero también los seres antagónicos.  


Y es que, cada gesto del actor Alain Delon tiene un significado. Melville supera lo insuperable con una cordura y una emocionalidad aplastante. Todo, pero absolutamente todo en este relato policial sobre un asesino profesional, está enmarcado en una corriente telúrica de innovación estética, estilística y experimental. Estamos los años sesenta del siglo XX, donde el cine - al igual que la vida- está azotada por convulsiones históricas gigantes que permeabilizan las ansias artísticas por hacer cosas distintas. Melville asume esta corriente con una pasión desbordante. Aplica al relato, un guiño de inconformidad manifiesta y quedan muchos cabos sueltos como el propio pasado sangriento del protagonista, para no vulnerar, la energía y la inteligencia que tiene contar esta historia modélica ejemplar.   


La personalidad de Jef Costello ( Delon ), se nos revela a medida conocemos sus relaciones particulares, incluso más íntimas, por ejemplo con una amante Jane Lagrange ( Nathalie Delon ), que no le traicionará ni siquiera cuando los esfuerzos investigativos del comisario ( Francois Perier ), le siguen los pasos como un perro a su presa. Lacónico, inexpresivo, silencioso, parco, frío, calculador, metódico, inescrupuloso, moviéndose en los bajos fondos como una sombra, Costello olfatea a distancia cuando la policía le intenta descubrir, ocultando micrófonos en su departamento y sólo por las variaciones del canto de un pajarillo que tiene como mascota. Este detallismo extremo, remarca que estamos frente al metodicismo de un profesional del crimen. 


El genial fotógrafo Henri Decae asume la tarea de crear atmósferas oscuras y sugerentes sólo utilizando colores de extrema neutralidad, como si la película estuviese filmada en blanco y negro. Su trabajo es decisivo para el desarrollo de los acontecimientos, donde priman las acciones y los movimientos de los personajes cobran vida para prescindir de los agotadores diálogos.  


Melville le da gran preponderancia al choque de astucias que hay entre el comisario que intenta probar la culpabilidad de Costello, y los esfuerzos del propio Costello por mantenerse libre de sospechas. Hay en este duelo, un sesgo muy logrado de absoluta tensión, que mantiene al espectador en vilo durante toda la exhibición y lo obliga a participar directamente en el devenir de los hechos. "El Samurai" es una obra maestra y en su estilo, un caso absoluto del perfeccionismo de un director irrepetible.


El realizador francés Jean Pierre Melville y Alain Delon.



Curiosa fantasía sobre la ambición material.


"The Rocking Horse Winner" ( 1949 ) de Anthony Pelissier. Producida por el actor John Mills, este drama fantástico deberia tener una urgente reivindicación. No tan sólo porque se trata de una lograda adaptación de la novela de T.H.Lawrence ( sí, es el mismo personaje de "Lawrence de Arabia"), sino porque es una obra maestra del cine británico, que repercute en estos días, por su gran tema : las ambiciones desmedidas de una familia por el dinero que no tienen y que es capaz de arrastrar la inocencia perdida de un niño ( John Howard Davies, el mismo de "Oliver Twist" ), que intenta ayudar a su ambiciosa madre ( Valerie Hobson), por mantener una vida llena de lujos y gastos materiales de gran exageración. El cuento que parte en una lógica cotidiana de un matrimonio ofuscado con tres hijos que mantener y un marido cesante, se abre a los meandros del fantástico, cuando la voz consiente de la madre replica como un estruendo "necesitamos dinero, necesitamos dinero" y pasa a poseer cada rincón de la casa hasta "la espiritualidad macabra" de un juguete de madera, que terminará posesionando la mentalidad del  muchacho en sus esfuerzos por lograr acumular muchísimas libras esterlinas a costa de romper con su propia integridad. 


El chico, Paul, doblegado por sus propias ansias de ganar montado en el caballito de madera, sabrá por arte de magia que caballos ganarán en algunas carreras de la Hípica. Manteniendo una relación amistosa con el empleado de su casa ( John Mills ), y un tío de alcurnias ( Ronald Squire ), irá ahorrando cada billete en función de alterar el destino de su propia familia, con las consecuencias del caso.  


El realizador inglés Anthony Pelissier filma con destreza y efectividad, las incursiones del muchacho sobre el corcel. Hay tomas subjetivas, ángulos de cámara muy acotados  y una invariable celeridad mental muy propia de los recursos que utilizaba Hitchcock, que suponen un efecto inmediato en la cordura del personaje. También le saca partido a los rincones de la casa, aumentando o disminuyendo los espacios, las sombras y los recovecos de escaleras y puertas, para simular la claustrofóbica obsesión del chiquillo por obtener los nombres de los caballos ganadores.  


Valerie Hobson personifica todos los defectos de la mujer materialista que cohabita en un mundo al que cree no pertenecer y que abruptamente pierde la noción de sí misma, hasta cuando debe acumular 40 dólares para pagar una demanda jurídica por insolvencia  económica. Detrás de su elegancia formal, se esconde una mujer insatisfecha con su propio destino que evita asumir su propia maternidad ( tiene una doncella que le cría sus hijos ), y que sólo está ahí, para consumir, gastar lo que no tiene y demandar más para sí misma sin tener un límite que la satisfaga del todo. Esta egolatría materialista está acentuada dentro de los estándares inconformistas de la postguerra, y es un retrato sublime sobre el poder que ejerce sentirse seguro, sólo si estamos viviendo en función de lo perfectible.


La redención y caída de la madre, estará condicionada por el sacrificio de su hijo, y por ende, la metáfora de la película es circular : todo lo que haga uno, será efecto nocivo para el otro, y así sucesivamente rotando en un mismo círculo de fuego y codicia, la sugerencia de la ambición que cruza todas las paredes terminará por destruír la apacible vida en la medianía y lo puramente cotidiano.   


El joven actor inglés John Howard Davies en el mejor papel de su carrera de prodigio, pese a su revelación en la adaptación del clásico literario "Oliver Twist", y logrando aplacar la ira del demonio asumido en una familia que busca la prosperidad a toda máquina sin medir sus consecuencias. Un filme británico brillante, muy intenso, original, novedoso y singular, para revalorar en su justa medida. Muy recomendable.


El poder de la mente como conflicto gubernamental.


"La Furia" /"The Fury" ( 1978 ) de Brian de Palma. Es un hecho que uno de los lugares menos estudiados y explorados por el Hombre ha sido la mente humana, es decir, su propia conciencia, o sea, el cerebro como madre de todas las cosas. Esta película a partir de la novela de John Farris, explora en el dominio que se puede obtener de esos dones inexplicables de la Naturaleza con un fuerte componente clínico, político, social y dramático. La historia es acerca de un agente de la CIA, Childress ( John Cassavetes), que recluta jóvenes con condiciones telequinésicas para combatir células terroristas y que traiciona a su mejor amigo, Peter ( Kirk Douglas ) para "robarle" a su único hijo, Robin ( Andrew Stevens), a quien emplea en sus propios fines. Durante un ataque terrorista ( secuencia con la que se abre el relato ), Peter intuye que ha sido engañado y se transforma en un proscrito que trabajará incansablemente fuera del sistema para rescatar a su hijo de las garras de la autoridad corrompida por sus ambiciones de poder. Recibirá la ayuda de una chica Gilliam (  Amy Irving ), que como su vástago, también tiene unas condiciones mentales sobrenaturales que será preparadas por el Dr. Jim McKeever ( Charles Durning), quien regenta una clínica para tales objetivos siempre algo oscuros y maquiavélicos.


Después de su exitosa película de terror "Carrie", el realizador Brian de Palma decidió filmar esta aventura sorprendente, que tiene todo el estilo cinematográfico de asumir el lenguaje de manera muy contundente, con un guiño a Hitchcock, y sobre todo con una abierta metáfora al dominio del poder gubernamental desde la preparación de personas con sus facultades mentales especiales. El director nos regala varias secuencias impresionantes acentuadas por el uso del ralenti, el close  up y el montaje alternante, para potenciar una historia novedosa y muy innovadora. 


Es justo atribuír a De Palma el interés por un tema que estaba muy de moda a propósito de la guerra fría y del terrorismo tecnológico, que influenció a películas posteriores como "Scanners" y "Firestartet", y que exploró con pronunciada vitalidad en los recovecos que tiene la utilización de la mente como arma secreta. A nivel del cine propiamente tal, su tesis se sostiene desde el punto de vista dramático, dada la estupenda interpretación de Kirk Douglas y John Cassavetes, como protagonista central y personaje antagónico, que mantienen en vilo las casi dos horas del metraje sin soltar la ansiedad por imponerse uno sobre el otro.     
Resulta todo un hallazgo la incorporación de Amy Irving - que como Sissy Spacek en "Carrie" - vive dentro de un conflicto emocional que es un verdadero calvario, donde ni sus compañeras adolescentes del high school le soportan sus fenomenales atributos, ni sus médicos logran dominar del todo sus tremendas posibilidades telequinéticas. De Palma le saca partido a su rostro dubitativo y nunca ella pudo obtener otro papel tan importante como en esta película.


Hay secuencias realmente asombrosas donde no todas son de acción. En una huida por las avenidas de la ciudad, Peter ( Kirk Douglas ) ingresa a un departamento donde un viejo matrimonio con su anciana madre, hacen lo que parece ser la rutina hogareña. Mientras Peter amenaza con su pistola a los vecinos, ingresa al cuarto y se tiñe el pelo para evitar se reconocido. Grata sorpresa humorística acondiciona De Palma, ya que la anciana ayudará a Peter en todo y logrará una amistad casi maternal, donde el único perjudicado será el matrimonio que terminará amordazado y aislado de todos los acontecimientos.


El gran característico Charles Durning tiene un papel preponderante como el Dr. Jim McKeever, que en una secuencia antológica de la película que le revelará mentalmente a la joven Gilliam, recluida en su clínica, que el hijo de Peter estuvo allí y sufrió un accidente. Como él, la estupenda actriz Carrie Snodgress como Hester, pareja de Peter, tendrá un rol dramático que repercutirá en el conflicto, y acentuará la tensión y el suspenso final de toda la trama. Todas las escenas mas "depalmianas" está lo suficientemente integradas dentro del relato, como para dar cátedra respecto a lo que es el cine, una pura y santa ilusión. Muy entretenida.   



Para revalorizar el empleo del color.


"El libro de la selva" /"Jungle book" ( 1942 ) de Zolta Korda. Clase magistral del buen uso del color, que resurge tras las continuas remakes que se ha hecho del célebre cuento de Rudyard Kipling. Es un película antológica, no tan sólo como soporte a una adaptación literaria de prestigio, sino más bien, como una auténtica gozada donde están todas las matizaciones estéticas soñadas en el interior de una selva, que tiene mucho de floresta sudamericana e hindú. Este cruce espectacular de animales salvajes, paisajes y especies arbóreas, no conoce parangón en la historia del cine, y puede resultar alucinante si nunca has visto antes esta película.


Convengamos que estos espléndidos resultados se deben a un equipo donde los hermanos Korda son parte y arte. Me refiero al director del filme, Zoltan Korda un gran camarógrafo de prestigio adquirido en el cine inglés y particularmente en la London Films, a su hermano Vincent Korda, productor de enormes iniciativas que compitieron en buena  lid con Hollywood, y además, un experto en el uso del technicolor; y a los veteranos fotógrafos Lee Garmes y W.Howard Greene, a estas alturas paladines de los secretos de la luz. 


Sher-Khan está fotografiado en vivo para la película en el set y el tigre es absolutamente real, igual que todos los animales que participan en ella. Sólo la pitón es de utilería y una cobra por cuestión de seguridad. El relato se abre con el abandono de Mowgli interpretado por el prodigio hindú Sabú en plena selva, desde la cual es adoptado por los lobos, y después nos muestra su compleja reintegración al poblado de su origen. Esta primera parte culmina con los constantes debates sobre que es bueno para el joven héroe, si tener una familia o verle regresar de adónde vino. Ello condicionado por Buldeo ( Joseph Calleia ), especie de líder autoritario, codicioso y personalista que hace lo imposible porque el joven no viva con ellos en la aldea, aunque su única hija Messua ( Rosemary De Camp ), se enamora de él y le protegerá en más de una oportunidad. 


Este amor por Mowgli no es especialmente erótico, ya que está condicionado por las circunstancias. Mowgli llega a la aldea como un joven salvaje, sucio, maltratado, aullando como lobo y menospreciando a todos. Messua entiende su desarraigo y le abre su corazón porque le gusta como amigo y como futura pareja. Korda es especialmente sensible en este cometido y nos ilustra cómo Mowgli puede reintegrarse sin renunciar nunca a su condición de extranjero. Esta lectura muy moderna para su tiempo, es también un modélico tratado de reinserción social acorde a las diferencias de costumbres. Aunque Mowgli fracasará en sus esfuerzos por adaptarse a los hombres civilizados, aprenderá que el Amor es la clave para la subsistencia.


Los secundarios Joseph Calleia, Frank Puglia y John Qualen interpretan a los tres aldeanos más codiciosos de la aldea. Ellos ejemplificarán con sus actitudes deleznables, cuáles son las raíces de las ambiciones humanas, que terminarán por hacerlos sucumbir en sus propósitos, una vez que han usurpado un tesoro escondido en un templo dominado por los monos. Frente a ellos, Mowgli se presenta como un Dios, un todo poderoso brujo capaz de convertirse en una pantera negra para transitar y proteger a todo elemento que mantenga la selva en su interior. Korda adiciona el humor en algunas secuencias y construye un retrato oscuro del alma corrompida por la codicia de lo ajeno. 


La plasticidad de la paleta colorística de la extraordinaria fotografía, adquiere vuelos expresivos casi poéticos. Nunca ha a habido una selva tan hermosa, misteriosa, espesa y profunda como ésta, salvo la de "King Kong" ( versión 1933 ), que era en blanco y negro. Korda le da una preponderancia al color para elevar el cuento a estaturas mitológicas, como si estuviese contando algo sublime. 


Detrás de los efectos de pintura matte, hay también la transformación del paisaje real de Sherwood Forest, en el Lago Sherwood, ubicado en las afueras de California, que sirvieron de telón de fondo para ambientar las escenas de la aldea y del baño que se da Mowgli con una enorme boa parlante. 


De todas las versiones que se han efectuado de "El libro de la selva" - incluyendo la versión animada de Disney-, esta adaptación cinematográfica sigue siendo perdurable, entrañable, amena, divertida, estilizada, espectacular, que no desvía la atención del cuento sino que más bien, lo fortifica con un entendimiento categórico de lo que es el cine : la ilusión del movimiento. Una grata matinée que además adiciona la belleza del color para recontarnos un clásico de la literatura de todos los tiempos.  



Una obra maestra sobre el abandono infantil.



"Nobody Knows" ( 2004 ) de Hirokazu Koreeda. La película que dio a conocer internacionalmente el talento del director japonés, es una crónica armada desde la sencillez de las relaciones familiares de una madre y sus hijos, pero que habla, con sentido inconformista del abandono infantil. En efecto, esta odisea sobre la supervivencia nos pone en contacto con la marginalidad de un sociedad desarrollada, donde un problema tan grave, pasa inadvertido y más aún, reniega de la condición de estos hijos vulnerados por el desinterés demostrado por sus propios padres.  

El leit motiv se origina cuando la madre abandona en el departamento a sus hijos, y el chico mayor Akira ( el expresivo niño actor Yuya Yagira), deberá asumir la tarea de recolectar los alimentos y mantener la unión entre sus hermanos haciéndoles creer a los vecinos que todavía están al cuidado de un adulto. Koreeda juega con los espacios del departamento donde se desarrolla una parte de la acción dramática, que pasa de una luminosidad contundente a una oscuridad aplastante, al caos, al desorden, a la inutilidad y al desinterés. También están los espacios urbanos, cotejados como un referente a las insinuaciones de supervivencia ( pequeños robos en el almacén, salidas escondidas para no ser atisbados por los vecinos, una aventura momentánea en la plaza de juegos, etc ), y como una amenaza que sutilmente se vuelve en favor de la vida, porque la muerte puede estar en el propio hogar debido a un accidente inesperado.

Mosaico con diferentes planos detalle, primeros planos y aspectos cotidianos de los niños abandonados por su madre en el hogar. En su tránsito y posterior fuga hacia la ciudad, Koreeda acentúa el aspecto más doloroso y dramático de tal condición, con un aire realista más cercano a la primera etapa del cineasta italiano De Sica y al cine de Ozu, que a las películas norteamericanas.   

Sobre la estilizada presencia de los niños, que en un principio, disfrutan de la compañía de su madre, donde Koreeeda remarca el aseo del hogar y de los hijos, éstos pasan luego al desorden físico, a la carencia afectiva, a la vulnerabilidad de todos sus derechos, en unas  angustiantes jornadas donde la Vida deja de ser un juego lúdico y se transforma en una verdadera pesadilla. Koreeda filma las escenas intimistas con gran espontaneidad y un cariño paternalista, que se mantiene durante las dos horas de proyección.  


La mirada de la mujer está en el rostro de la hermana mayor, que asume las tareas del hogar con una accidentada ola de protestas y desaguisados donde sus hermanitos no son tan cooperadores como se imaginaba. Koreeda eleva su crítica social a un sistema que disfraza estos casos dentro de un entramado urbano susceptible de ser modificado, y sólo saldrán a flote, cuando algún vecino relacione por correspondencia, que no hay un capitán en el barco hogareño.    


Koreeda tuvo el tacto suficiente para evitar el manierismo en un drama contemporáneo urbano, que tiene pocos desbordes melodramáticos, y que se disfruta de principio a fin - pese al tema-, porque nunca "disfraza" la presencia de los niños, más bien, opta por seguirlos en este retrato vívido del abandono en sus esfuerzos por mantenerse unidos y coartar toda motivación gubernamental que los separe.  

La mirada hacia la calle después de estar recluidos por orden maternal, simulando que son menos, reconstruyen los hechos de un caso real, que nunca desestima la mirada del espectador, por cuanto se le da espacio para participar con los niños de sus quebrantos y limitancias, y tomar conciencia de lo que significa la orfandad infantil. 

Actuar como la madre de una numerosa prole, y asumir que, la vida puede ser una cárcel, no es sino un referente que tiene esta notable y emocionante película japonesa que eleva la utilidad meramente evasiva que tiene el cine, para darle un status de compromiso humano por la vulnerabilidad de los niños en nuestra época. Más allá del amor que se profesan estos hermanitos, se sugiere que, la responsabilidad de que existan situaciones de precariedad como ésta, se encuentra también en nosotros mismos, que pasamos muchas veces desapercibidos frente a realidades tan complejas como las mostradas en esta significativa película.


Un ángel caído frente al abandono maternal. Es simbólico para Koreeda que la historia quede circulando en nuestras vidas por largo tiempo. No es fácil olvidar escenas completas de esta brillante película infantil. Sin duda, un motivo más para verla y revelar en casa junto a los tuyos.


El viaje  a ninguna parte. Cuando la ausencia de amor familiar marca para siempre la vida de los niños. "Nobody Knows" es un testimonio realista de una problemática ineludible. Mejorar la precariedad en que viven nuestros niños es tarea de todos. El compromiso país es el que falta. La película eso sí, nos coloca a los espectadores, el tremendo desafío de reconocer que el problema existe y se da en cualquier parte del mundo. En países ricos y en países pobres, y en cualquier condición socio-cultural.  


Nos quedamos con la sonrisa melancólica del niño del sacrificio. Un mensaje emocionante que nos revela hasta que punto el supuesto desarrollo no alcanza a tocar a familias completas que habitan en este universo. Alegría desoladora. 


Un gran acierto el debut en el cine del joven actor Yuya Yagira, nacido en 1990 en Higashiyamato en Japón. Su amor al soccer y a la natación, lo ha hecho estar en campeonatos nacionales, sin dejar nunca de lado, su participación en películas de cine y televisión. Debutó a los trece años, en la película de Koreeda y desde ese entonces, ha participado en más de 45 producciones. En cine, le puedes seguir en películas de artes marciales, de acción y suspenso, en dramas juveniles, y en mini series televisivas como "Gintama". 


Lobby card 1 original de la película.


Lobby card 2 original de la película.



Gotas de lluvia cayendo sobre mi cabeza.


"Butch Cassidy and the Sundance Kid" ( 1968 ) de George Roy Hill. Desmitificar desde la mirada contemporánea, raras veces fue tan sutil y efectivo, como en este western desarrollado en tono de comedia amable. Retrato divertido y ameno de las aventuras de dos ladrones de bancos, apodados Butch Cassidy ( Paul Newman ) y The Sundance Kid ( Robert Redford), que después se dedicarán a asaltar trenes, y más tarde por cuestiones del destino, a huir hacia Bolivia en Sudamérica, donde terminarán sus días haciendo lo mismo, pese a sus esfuerzos por volver al camino correcto. George Roy Hill rompe el esquema tradicional del western más clásico y épico, y se va por la vertiente del pastiche visual más cercano a la comedia de situaciones, con muchas elipsis donde explora en el significado que tiene el celuloide para almacenar imágenes de época y con determinantes fotografías que simulan el paso del tiempo. Además, la imagen de la mujer, personificada por Etta Place ( Katharine Ross),una hermosa profesora de escuela hastiada de la vida doméstica que decide transformarse en amante de los dos bandidos, está muy de acuerdo con su tiempo, donde se hablaban de reivindicaciones civiles, raciales, religiosas, sexuales y políticas.  

La banda de los chicos es también una alegoría sustanciosa a las bandas de marginales  diseminadas por todo el mundo. La componen perdedores, verdugos y santos, que no menosprecian el arribismo económico o los deseos de superarse en función de sus tareas de forajidos. Roy Hill condimenta la leyenda con un intento de golpe de estado provocada por los amigos de los muchachos, debido a una prolongada ausencia de los líderes que comparten el amor por una preciosa profesora rural.   



La auténtica banda fotografiada en su época, revive en la personificación de los actores Paul Newman y Robert Redford que funcionan en base a una química insuperable. Ambos repetirían la reunión para retratar los años locos en "El Golpe". 



¿ Cómo se explica el éxito perdurable de esta notable película ? Creemos, entre otras cosas que, debido al estupendo guion del experto William Goldman que está surtido de diálogos brillantes, mucha ironía y humor, y una pizca de melancolía. El prestigioso compositor y músico Buch Bacharach crea una música ligera, ligerísima, que le da potencia a determinadas secuencias como los robos sucesivos a los bancos, y claro, sigue siendo clave en la escena de Newman paseando en bicicleta junto a la Ross, mientras suena el pegajoso hit "Raindrops keep fallin"on my head"/"Gotas de lluvia cayendo sobre mi cabeza", algo que identifica la película y la eterniza en el consiente colectivo de los espectadores. 



En otro aspecto, la película es contundente en el uso de la imagen. Toda la extensa secuencia de la persecución de los protagonistas a campo traviesa, es una clase magistral de buen cine. Porque están los efectos compulsivos que provoca el montaje, el ritmo narrativo. el encuadre  y la preciosa fotografía de Conrad Hall. Nunca se desmarca para explicar lo que significa sentirse perseguido día y noche. A su modo, es una corriente emocional desnuda sobre los límites de la libertad y como ésta se puede perder potencialmente sino se arriesga el pellejo.   

La vitalidad de la película se refleja en la relación amistosa de sus protagonistas. Refrescante insinuación de hermandad obligada por el destino. A precio de recibir y dar rienda suelta a una huida salvajemente ilustrada, que terminará con ese clásico salto de ambos, desde el despeñadero hacia el río salvaje y correntoso. Se trata, por cierto, de una gran película que innovó en el género más popular de otros tiempos, para impulsar una nueva mirada de hacer westerns y de compartirlos con el sesgo aperturista de la contemporaneidad. Muy recomendable. 


Durante un descanso del rodaje, Paul Newman repasa su maquillaje.  Muchas de las escenas de esta singular película se rodaron en las horas de mayor intensidad solar, bordeando el mediodía, que es cuando se capta los colores más hermosos que nos regala la Naturaleza.



Durante un descanso, ambos actores afianzan una amistad, que duró toda la vida hasta la muerte de Newman en el 2008. 


Fotos- Gentileza : Twentieh Century Fox- Four Films- MGM Home Entertaiment- United Artist Pictures- Films Classics- Criterion Collections- Universal Pictures- Eagle-Lion Films- Home Vision Entertaiment- CBS Fox Video- Divisa Home Video- Archivo. 



Nuevo poster para el filme británico dirigido por Anthony Pelissier.



En portada de la revista "Life", el western de George Roy Hill.



Afiche original del filme dirigido por Jean- Pierre Melville.



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